Ser humano
Ruta: Vertical
Al igual que cualquier ser humano común y silvestre, enredado en el fluir de las generaciones, Sergio tiene familia, ideología, enfermedades, consume mucho, produce poco, ha sido siempre miope, desgarbado y flaco, ha realizado actividades comunitarias y políticas, concurre a ciertas citas cinéfilas y nostálgicas, detesta el turismo y ahora tiene en venta su casa de Curridabat. (**)
* Ser humano es una sección web tipo matriz que, de acuerdo con el humor del escribiente, irá ramificándose por medio de asteriscos parentales y su desciframiento, con el ánimo de integrar algo parecido a un Post Scriptum, inútil por supuesto.
** 27 de julio, 2009. EL CLUB DE LOS 7 AÑOS Bueno, acabo de venderla después de atravesar Las mil y una noches de los entresijos de un proceso mercantil, legal y psicológico que conjuga expectativas, frustraciones y otras yerbas afines, domésticas y foráneas, manifestación además del vaivén bursátil que incluye el ramalazo que sufrimos proveniente de la explosión de la burbuja hipotecaria gringa cuyo resfriado ha desatado la pandemia universal que nos sacude. En fin, se vendió y se están arreglando las nuevas cargas del camino. (Divagación pendiente).
27 de julio, 2009. 550 SUR
Lo que jamás olvidaré de mi ex-casa, aparte de la ternura que despierta el recordar que allí, mi esposa y yo vimos crecer a nuestros tres hijos e hija, es la denominación que dejé estampada con azulejos, a su entrada, en un país cuyas direcciones dependen de las referencias: 550 SUR *** (aquí hoy 2009, se entiende 550 metros al sur de la Plaza del Sol, Residencial El Prado, en Curridabat, villa de hermoso nombre indígena, frente al parque que riega el río Ocloro uno de cuyos árboles preciosos fue destruido por la indiferencia municipal en un país rico en leyes pero pobre de voluntad para hacer cumplirlas, víctima asimismo de la doble moral del maridaje entre turismo y ecología, perfecto oxímoron.
Este hecho también es memorable.
Con alevosía, mi árbol amigo fue borrado del paisaje una tarde finisecular pero vive en uno de mis prosemas que, años antes, concebí cabalgando un rapto premonitorio: "Página 15, libre espejo" (La Nación, CR, 19 de mayo, 1993)
*** Un hijo identifica aún, con esta señal, su buzón electrónico.