Contexto

Ruta: Literatura: Cuaderno de Canciones

A partir de noviembre del año 1955, mes de la huelga estudiantil nacional contra el régimen demagógico de José María Velasco Ibarra, hasta el mes de junio del año 1959, mes del levantamiento juvenil contra el régimen autoritario de Camilo Ponce Enríquez, el autor de "Cuaderno de canciones", al margen de su actividad universitaria y política que a veces se unieron para ser una sola faena entonces sorpresiva pero inevitable, en las ciudades ecuatorianas de Guayaquil, Quito y Salinas, el autor fue convirtiendo en fragmentos líricos su experiencia platónica o aristotélica con diferentes bellas criaturas dentro de un transcurrir de rupturas y citas, silencios y pláticas, dudas y coincidencias al azar, sensación de mariposas en todo el cuerpo y un deseo infinito de morir después de hacer el amor salvado sólo por la búsqueda de la palabra apenas vislumbrada y siempre fugitiva.

Así, en la gaveta de su escritorio, Sergio fue amontonando esos fragmentos dispersos a los cuales, impulsado por la invitación del Concurso Nacional de Poesía que convocó el diario El Universo, en 1959, dio forma seleccionando 27 estrofas equivalentes a las 27 letras del alfabeto. "Escolar", fue el seudónimo que de manera natural surgió para integrarse al texto que, de acuerdo con el canon del Club 7, lo discutió con su hermana y hermano en la poesía, Ileana Espinel Cedeño y David Ldesma Vázquez., disfrutando una cerveza pilsener, David, un whisky escocés, Ileana, y un vino de la casa, Sergio. Y un ceviche.

Luego cerré el sobre y lo envié.

Treinta ansiedades después, la sorpresa.

"El Universo" lo publicó íntegramente en su edición del domingo 20 de septiembre de 1959, pág.5, con el siguiente párrafo de introducción:

"Se resolvió calificar con menciones de honor a seis trabajos de mérito, (entre ellos), Cuaderno de canciones (firmado con el seudónimo Escolar), del licenciado Sergio Román Arrmendáriz, poeta de valor y miembro del Club 7".

Los tres primeros premios fueron ganados por tres poetas emblemáticos del Ecuador: Hugo Salazar Tamariz, con su "Sinfonía de los antepasados". César Dávila Andrade, con su "Boletín y elegía de las mitas" y Hugo Mayo (uno de los maestros e inspiradores del Club 7) con su "Caballo en desnudo".

Esta altísima compañía honra a Sergio.

A propósito, escribe el crítico Hernán Rodríguez Castelo al incluir a Sergio Román en su antología titulada "Lírica ecuatoriana contemporánea" (Quito, Círculo de lectores, 1979, 2º. Tomo, págs. 455-460): "El Cuaderno de canciones fue otra prueba: un poema más largo –tantas estrofas como letras tiene el alfabeto- con tono y aire de canción. Lo mejor fue lo más simple, tenso y fuerte (con simplicidad y fuerza que llegan a recordar a la Mistral)."

(Entonces, los Armendáriz habitábamos una antañona casa situada en la calle Víctor Manuel Rendón 209, cerca de la ría Guayas, sitio que hoy ocupa uno de esos bancos del neoliberalismo cuyo canto de sirena en este mismo instante la energía social le arranca su máscara y sólo le queda ensayar un estertor más dentro de la partitura de la actual agonía del capitalismo especulador disfrazado de asquerosa caballerosidad financiera que cumple la ley satánica por excelencia: el dinero, solito, sin trabajo y sin parafernalia, produce más dinero.)

Llego a la carrera, subo de tres en tres los amorosos peldaños de la escalera doméstica, cruzo la sala y en una mecedora saludo a mi madre con un beso y le cuento la razón de mi alegría y ella me bendice y yo busco mi habitación y me lanzo de bruces sobre la cama a reír hasta llorar.

Hoy, cuarenta y nueve años después, con la mano derecha cruzándome la frente y los ojos apenas entornados por el deslumbramiento de la pantalla de la computadora, trato de salvar del naufragio estos recuerdos casi desvaneciéndose desde esa época bohemia de estudios y aventura en que fui feliz pero no lo sabía, entre brindis, revólveres y versos.

Sergio,
Curridabat, CR,
13 de octubre del año 2008