1.- El espectador habita la situación dramática cuyos extremos patéticos lucen modulados por un tratamiento poético y, en algunos momentos, flota sobre cierta suspensión de la realidad inmediata, donde cada personaje registra un tipo prioritario de desplazamientos, e, incluso los muebles y objetos adquieren un valor propio e integran la partitura como conviene a una obra que presentando una estructura aristotélica plausible,eso no le impide sin embargo fluir libérrima. 1.1.- Se cumple lo que la teoría llama "codificación", energía que no deja ningún elemento suelto creando, así, un logos en cada segmento y, a la vez, en el conjunto. A esa impresión de totalidad armónica aunque sus ingredientes se perciban autónomos, llamamos "arte". 2.- Saludos a la autora, Ana Istarú ("Hombres en escabeche", "Baby boom", poeta de armas tomar), a todo el equipo técnico y escénico. 3.- NATALIA ARIAS(Naty/JULIA) una vez más exhibe un ángel versátil a quien ya habíamos aplaudido en "Forasteros"(dirección de Liubov Otto) y, sobre todo, cuando animó la secuencia emblemática del cine costarricense (desde "El retorno", 1930, hasta la finalización de la primera década del siglo XXI, 2010.) Ya saben de qué estoy hablando. Pues, bien. Han acertado. Estoy hablando de "Gestación", cinta de Esteban Ramírez (y, en concreto, me refiero a la escena del autobús al que, mientras huye con su tropa de estudiantes y con el joven coprotagonista TEO, héroe acobardado, en la cima de tal circunstancia, ese bus recibe el impacto del zapato fúrico de ALBA (Natalia Arias) la amiga íntima de la protagonista JESSIE quien, por cierto permanece impávida. 3.1.-  Prefiero seguir llamando a  esta joven actriz por su heterónimo "Natalia", un nombre singular, fuerte, capaz de cifrar un íntegro carácter como el de ella. No es lo mismo decir "Natalia" o "La Natalia" (cuando sea famosa, que lo será) que decir su apócope "Naty" o "La Naty". Además, la "y" final al unirse, por diptongo, con la primera vocal de "Arias" encabalga un sonido que no le conviene a su imagen todavía en formación. Por lo dicho, sugiero repensar la denominación: "Natyarias". Mejor, Natalia. Así: ¡Natalia!