URJE y los sucesos del Toachi, mencionados por Omar Jaén Linch en el diario ‘El Telégrafo’ *

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* REFERENCIA: 

Diario 'El Telégrafo'/ Sección Actualidad. Guayaquil, Ecuador, 31 julio, 2011

Titulares:

* “Guerrilla del Toachi se ahogó en el intento de hacer la Revolución”. Diario ‘El Telégrafo’ de Guayaquil.- [EN: Sección Actualidad' tomada -por la interred- de la edición impresa de 'El Telégrafo' (Guayaquil) del domingo 31 de julio del 2011.]

Sergio Román Armendáriz (1934)
 
URJE y los sucesos del Toachi, mencionados por Omar Jaén Linch en el diario ‘El Telégrafo’*
 

2 Notas al margen del reportaje que, sobre el Toachi y URJE (Unión Revolucionaria de la Juventud Ecuatoriana), publicó Omar Jaén Lynch [ojaen@telegrafo.com.ecen la Sección Actualidad' tomada -por la interred- de la edición impresa del diario 'El Telégrafo' (Guayaquil, Ecuador, Domingo 31 de Julio del 2011), bajo los siguientes titulares: "Recuerdos de una generación rebelde(-pretítulo-) / “Guerrilla del Toachi se ahogó en el intento de hacer la Revolución(-título-) / “El rompimiento de las relaciones diplomáticas con el régimen cubano en 1962 motivó a un puñado de estudiantes a autoconvocarse en Santo Domingo para iniciar la lucha armada(-subtítulo-)].

 
Amigo periodista y colegas de la Sección de Actualidades del diario ‘El Telégrafo’, Guayaquil:
 
Les saludo desde Costa Rica donde resido, esperando que en nuestro Ecuador ustedes no se sorprendan de recibir mi comentario en este noviembre de 2011, alusivo a un trabajo difundido en su medio el mes de julio de este año que transcurre. A la vez, agradezco el recuerdo que su reportaje dedica a URJE en relación con los sucesos del Toachi (1962), pero deseo, con respeto, decir lo que yo sé, pues tales sucesos, verbigracia, son diferentes a los que dieron lugar a la etiqueta de ‘guerra o guerrilla del pinol’, la cual correspondió a hechos anteriores protagonizados por estudiantes de Quito, urjistas, que realizaban un entrenamiento físico en el Pichincha, un día sábado, y fueron interceptados por una patrulla militar, dando origen, de acuerdo con la reconocida ‘sal quiteña’, a ese apelativo que, a veces, suena ingenioso, y otras, peyorativo. Depende de la intención y el tono.
 
Por eso, en esta apreciación estoy en desacuerdo con mis excelentes camaradas Jaime Galarza Zavala y Alfredo Vera Arrata, emblemáticos dirigentes de nuestro movimiento. Claro que el rigor académico exige que yo aporte la fuente exacta aunque la otra posición, en este caso, tampoco la aporte. Sin embargo, problemas derivados de mi edad, de mi lejanía geográfica y de la anémica presencia de la hemeroteca nacional en la interred (amén, de mi limitado manejo de la tecnología) me llevan a dejar a la deriva esta señal solitaria, para que, tal vez, futuras investigaciones, la rescaten. Por lo pronto, es sólo mi palabra, pero, repito, anhelo que estos párrafos sean algo más que huellas en la arena.
 
Tampoco sé de dónde salió la especie (que repite el reportaje) de que algunos compañeros abandonaban el campamento en el área del Toachi, para irse de fiesta al centro de Santo Domingo. Se ve que no tienen idea de lo que es la selva. Por azar, en esa época escribí un poema del folleto ‘Toachi, la muerte a cada rato’ ** que avala mi enfoque:
 
‘Aquí quiero yo verles, en la selva desnuda. / Al norte, el hambre y el río y la culebra. / Al sur, la jauría de las ametralladoras. / Al centro, la noche, ojo ciego. / El abismo metafórico, a los lados. / (…)’   
 
A continuación, mis dos notas:
1ra: Nota: Me presento.Soy Sergio Román Armendáriz, mencionado en el antedicho reportaje, cuya versión virtual me está permitiendo declarar que sí participé en los denominados 'Sucesos del Toachi' (en el entonces cantón: Santo Domingo de los Colorados -abril de1962-, hoy, -2011- provincia de Santo Domingo de los Tsáchilas), y lo hice como miembro de URJE (1959-1963), entidad en la que milité en la célula que comandó Carlos 'Coquín' Alvarado Loor, en la llamada Esquina Roja (calles 10 de Agosto y Boyacá, ángulo NorOeste, no, NorEste) de Guayaquil, Ecuador. (Coincidencia o casualidad, se omite decir que, al frente, en el ángulo SurOeste alza aún su llamativa estructura, el diario ‘El Telégrafo’, contra el cual enfilábamos nuestros discursos encendidos contra la burguesía.) A este respecto, corre el respaldo de la siguiente cita: "El 6 de abril de 1962, el diario ‘El Universo’ (de Guayaquil), en su primera página, da cuenta de que grupos armados han aparecido en las montañas de Santo Domingo de los Colorados. / A la época, la Dirección Nacional de URJE, frente a los acontecimientos de carácter nacional e internacional, había decidido iniciar un entrenamiento militar de sus integrantes. Eran jóvenes de diversos partidos políticos, agrupados bajo las siglas de la Unión Revolucionaria de la Juventud Ecuatoriana, URJE. / En Guayaquil, se sabía muy poco de esta decisión, y se comunicó a algunos de sus dirigentes, entre ellos a Coquín. Él no lo pensó dos veces, y decidió partir hacia Santo Domingo. Lo hizo en compañía de sus más íntimos amigos, Pancho Mármol, Miguel Panchana y Sergio Román Armendáriz, que fueron los únicos de Guayaquil que integraron esta actividad, conjuntamente con Edison Carrera Cazar, presidente ocasional del Consejo Provincial (del Guayas), pero que pertenecía a la Dirección Nacional de URJE." [EN: Chávez, Alba. 'URJE y el Toachi: una generación sin miedo'. En: 'Tejiendo la vida con Coquín'. Guayaquil -Ecuador-, PubliFacso, 1993. Págs. 63-64, de 475.]  
2da. Nota: Una de las fotografías que ilustra el reportaje lleva el siguiente pie: 'Un grupo de los más de 41 milicianos detenidos a orillas del río Toachi fue presentado al público por el Ministerio de Defensa. Según los documentos hallados en el sitio, la edad de los guerrilleros oscilaba entre 17 y 25 años.' [Yo no consto en esa foto porque resulté herido, como se menciona en el mismo reportaje, razón por la cual fui apartado del grupo e internado e incomunicado, sucesivamente, en el Hospital de Santo Domingo y en el Hospital Militar de Quito, aunque por gestiones de mi abogado, el poeta amigo Dr. César Dávila Torres, al final fui trasladado
–siempre con guardia a la vista– a la Clínica Santa Cecilia de la capital, de la cual me liberó un comando urjista, cuya acción me permitió pasar de inmediato a la clandestinidad y, por último, al abandono del país, desde ese 1962,* al cual sólo he regresado unas contadas ocasiones y por pocos días a dictar conferencias o a encuentros internacionales de arte y cultura, por supuesto, cuando prescribió la pena de la sentencia respectiva. Producto de la experiencia descrita es mi poemario aún inédito: ‘Toachi, la muerte a cada rato’ (Ecuador, 1962) y los apuntes que nombro: ‘Santo Domingo de los Colorados, URJE, el hecho y la línea’.
Desde entonces, he seguido manteniendo mi posición socialista presente, por ejemplo, hace sólo un año, en mi ponencia: ‘Club 7, poética y política’ (1er. Encuentro de talleres y grupos literarios del Ecuador. Quito, Casa de la Cultura, 2010) y, asimismo, en mi www.sergioroman.com donde, hoy, a los 78 años de edad, continúo  resumiendo desde el año 2008, el fruto de mi faena intelectual y social.)
Dejo en el tintero, ‘otras Notas’, con el ánimo de que el porvenir me permita sobrellevar la vejez y, por lo menos, bosquejarlas.  
Así lo testimonio en San José de Costa Rica, domingo 20 de noviembre del 2011
 
///
 
* “Guerrilla del Toachi se ahogó en el intento de hacer la Revolución”. Diario ‘El Telégrafo’ de Guayaquil.- [EN: Sección Actualidad' tomada -por la interred- de la edición impresa de 'El Telégrafo' (Guayaquil) del domingo 31 de julio del 2011.]
 
** ‘La muerte a cada rato’, en calidad de poema suelto (frase que complementa al sustantivo propio ‘Toachi’, abarca el conjunto) se publicó en ‘Pucuna’, núm. 1, pág. 13. Quito, octubre de 1962. [Ver: Tzántzicos. Revista ‘Pucuna’. Edición facsimilar (a cargo de Raúl Arias). Consejo Nacional de Cultura. Quito, octubre de 2010.]
 

Enlace sugerido: URJE, política revolucionaria en el Ecuador

Notas

ANÉCDOTAS DE ESE MOMENTO

* Vale la pena recordar (luego lo supe) que, a primeras horas de la noche de mi escapatoria, llegó a visitarme el poeta Diego Oquedo Silva (DOS), quien había escrito una presentación de mi persona en las solapas de la separata que el Ateneo Ecuatoriano produjo en calidad de reedición de mi 'Cuaderno de canciones', poemario que había aparecido meses antes en la revista homónima (Quito, Ateneo Ecuatoriano, 1962). Pero, Diego (y éste es el meollo de la anécdota) llegó con un ejemplar de su nuevo libro recién impreso, que se titulaba... ¡FUGA!, por lo cual fue severamente interrogado en relación con mi desaparición, pocas horas antes. /// Otras anécdotas las refiere el camarada y escritor de fuste, Jaime Galarza Zavala quien encabezó el comando que, con otros dos compañeros de militancia, me liberó de la Clínica Santa Cecilia (yo, en piyama y visiblemente cojo porque acababan de sacarme el yeso de mi pierna apenitas salvada de una fractura en el pie, por impacto de una bala prodigada durante mi captura, por los paracidistas del ejército) en un taxi que, por su condición y manejado por un chofer ajeno a nuestra ideología, cuando se dio cuenta de la situación que estaba viviendo derivó en un nerviosismo tal que repercutió en su vehículo y en las personas que viajábamos en su transporte, de lo cual, surgieron dos o tres situacioes peligrosas que hoy, cuarenta años después, son sabrosas anécdotas referidas por el propio compañero Galarza en el prólogo que escribio para mi 'Riobamba, arte poética', Riobamba, Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo del Guayas, 2012. 

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