Proemio de mis ‘49 cartas al (aún) idioma español’
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¡POR UNA ASOCIACIÓN DE USUARIAS Y USUARIOS DEL CASTELLANO!
´Mi libro no se produce en antesalas sino entre barriales y montaña’.
Max Jiménez Huete, (San José, C.R., 1900 – Buenos Aires, Arg., 1947).
EL JAÚL (novela). Santiago de Chile, Editorial Nascimento, 1937.
(Pág. 8, de 162).
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[1] Max Jiménez Huete (San José, 16 de abril de 1900 / 3 de mayo de 1947, Buenos Aires). / MJ explica que el jaúl es (¿o era?) un árbol común en CR, caracterizado por su madera inferior que, dada esta condición, resultaba barata y, por eso, con ella se fabricaba el ataúd de los campesinos y demás ciudadanos pobres. / Estos datos pueden constituir una metáfora de lo que, al comenzar esta centuria, le está ocurriendo al léxico, a la morfosintaxis, a la ortografía y a la prosodia que -aún- compartimos a pesar de los gobiernos criollos y de Madrid que, a dúo, por indiferencia o por errados cálculos o por hipnosis, dispensan nuestra primogenitura lingüística a cambio de un plato de lentejas, en alusión al pasaje bíblico que ilustra la disposición de entrega, en este caso, -del castellano- a catalanes, gallegos y vascos, y al cancerbero del Poder universal: Washington, Tokio y Bruselas.
Proemio y manifiesto de las ‘49 cartas al (aún) idioma español’
Lo que se conoce, remite al acoso de catalanes, gallegos y vascos -de cerca-, y, -a lo lejos-, de yanquis y británicos y japoneses, beligerantes amos de la tecnología. Y, ahora, incluso, nos remite al acoso de los autoclasificados 'hispanounidenses' cuyos titiriteros mediáticos anhelan y, tácitamente, proclaman que el castellano se (mal) hable y se (mal) escriba al estilo gringoide, (esto es, pretenden asesinar nuestra lengua despojándola de sus singularidades ortográficas, morfosintácticas y fonéticas), presión que conspira contra nuestra identidad. Pero, si seguimos la lógica de este laberinto (disculpen el oxímoron), lo peor aún no ha llegado pero llegará cuando la academia hispanounidense reclame, dizque amparada en el uso, que Madrid acepte como legítimo ese atropello. Y, Madrid, lavándose las manos como siempre, dictaminará que los que quieran hablar y usar el castellano descuartizando sus sonidos y sus grafías naturales, pues, que lo hagan. Y los que no quieran seguir ese camino, que no lo hagan.
Con razón se dice que la torre de Babel nunca fue derribada.
De allí, verbigracia, el subterfugio de apellidar ‘español’ al castellano y de pregonar, desde los ministerios de educación de la metrópoli y de algunas repúblicas amerindias, un bilingüismo sometido a la expansión ánglica que algunas veces es una máscara del bimudismo, porque nadie puede ser, a la vez, un idiota ‘en español’ y un talento ‘en inglés’, y viceversa, porque se trata de la actividad o pasividad del mismo cerebro [2], aunque se asuma que el bilingüismo es doblemente expresivo, pero nunca se acepte que sobre los escombros de la lengua materna se pueda generar su antípoda, el bimudismo.
Mientras tanto, el Instituto Cervantes con sus millones a lo Marco Polo, anda de turista por la China para enseñar español como segunda lengua... ¿a cuántos?, en vez de invertir aunque fuere un porcentaje de un solo dígito en el rescate y en la orientación de la enseñanza de nuestra lengua, ¡la de Cervantes!, que aún es oficial y materna en muchos países de Hispanoamérica. Aún es 'materna y oficial', pero... ¿hasta cuándo?
Propongo, al margen, el estudio de la ‘Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos', 1847, (entiéndase, hoy, 'destinada al uso de los castellanohablantes en cualquier sitio del globo), estudio que constituye una especie de tratado y evangelio que firmó en Santiago de Chile, en 1847, don Andrés Bello. Y propongo, asimismo, el estudio comparado de aimara, castellano, guaraní, náhuatl y quechua.
La denominación dispuesta para el debate podría ser ‘indocastellano’ o ‘amerindio’. La primera goza de mayor precisión pero aún proclama el sometimiento a Madrid. La segunda, es imprecisa en cuanto a la correspondencia entre texto y contexto, pero no deja lugar a dudas acerca de la ruptura definitiva con la actual capital de ese conglomerado de naciones que todavía se llama 'España'.
He aquí el sentido y la tarea de este libro.
Sergio Román Armendáriz
3 NOTAS
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Notas
Las '49 cartas al (aún) idioma español' constan en www.sergioroman.com, página principal, franja superior, debajo de una imagen de Marilyn Monroe que sirve de señal:
Cartas al idioma castellano
(con énfasis en la didáctica y en la defensa de su lectoescritura)
Asterisco final:
No se trata de crear una iglesia, lo cual significa que luchando por los tres puntos señalados, los miembros (de la Asociación) pueden expresarse y actuar con libertad y con naturalidad, en todas las instancias de sus vidas, de la manera que crean conveniente. (2 de febrero, 2012).