Poema y prosema para David Ledesma Vázquez (1934-1961), autor ecuatorial del 'Club 7' (1951-1962)
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A la paz donde habita David Ledesma,poeta ecuatorial (1934-1961), envía este díptico su camarada, Sergio (en Costa Rica, 15 de noviembre, 2011, medio siglo después de...
Junto al cielo y al aire que te guardan / con raíz de ciprés amarrado a la niebla / poeta descansas tu soledad de estatua / mientras estalla tu soledad de hoguera.
Que sea amable para ti la hierba / que sea roja la sombra que acompañas / como fue amable tu musical tristeza / como fue roja tu alma en la batalla.
David desde La Paz (durante la Revolución Nacionalista de Bolivia, 1952)
… eras un muchacho hermoso con voz de plata que recitaba melodías decapitadas de Noboa y Caamaño aquellas de un extraño sortilegio recordando tu infancia burguesa en algún puerto pero ahora estás extraviado en la intimidad del hotel Neumann en una capital lejana y allá te uniste al coro de consignas socialistas en las calles vecinas del Palacio Quemado junto a la Plaza Murillo en La Paz violenta al pie del Illimani en el clima de esa Bolivia de la Revolución Nacionalista de mil novecientos cincuenta y tantos cuando el pueblo marchaba con la sonrisa al aire de los páramos junto a tu destacamento sindical (de la Radio del Estado) entretejido con mineros quechuas forrados de dinamita y campesinas aymaras de vivos colores y collares de múltiples bucles en el centro de una bella ciudad donde te embriagó la perfecta plenitud de la pasión hasta que un proyectil extraviado arrebató la vida de tu compañera andina cumpliendo así la primera mitad de tu muerte que nueve años después completaste en ese inexplicable Guayaquil de “Los días sucios” puerto al que en este momento le firmas tu ‘Poema Final’ (¿o fue tu ‘Última Nota’?) esta misma noche en que observo de súbito tu imagen atravesando la avenida Arce frente a la Universidad Mayor de San Andrés cuya fachada plena de gigantes murales rebeldes parece estar anunciando siempre un asalto al estilo bolchevique contra un Cuartel de Invierno (¿o fue un solitario amanecer?) de aquella Semana Santa de mil novecientos sesenta y uno en tu barrio Centenario al fondo de la línea de tranvías cuando cumpliste del poeta ese “extraño sortilegio de soñar sosteniendo tu propia cabeza entre las manos” ***. (…) En verdad eras un muchacho hermoso...
Bolivia, 1982
Enlace sugerido: 'Club 7' de Poesía (Guayaquil 1951-1962)