Del último espasmo del modernismo criollo, el 'Club 7' de poesía (Guayaquil, 1951-1962) a la vanguardia tzántzica ecuatorial (Quito, 1962-1968)

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Sergio Román Armendáriz 

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DEL ÚLTIMO ESPASMO DEL MODERNISMO CRIOLLO, EL ‘CLUB 7’ DE POESÍA (GUAYAQUIL, 1951-1962)

A LA VANGUARDIA TZÁNTZICA ECUATORIAL (QUITO, 1962-1968)

 Libre enfoque y aporte personal al estudio de la literatura ecuatoriana del siglo veinte, décadas sexta y séptima


 ÍNDICE:

1.- Aclaración necesaria

2.- Cuerpo del artículo

3.- Notas y referencias ciber-bibliográficas

* Algunos datos del autor

Sergio Román Armendáriz 

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DEL MODERNISMO CRIOLLO DEL ‘CLUB 7’ DE POESÍA (1951-1962) A LA VANGUARDIA TZÁNTZICA ECUATORIAL(1962-1968)

 
1.- Aclaración necesaria
 
Sergio Román Armendáriz (1934) rememora (en tercera persona singular, desde Costa Rica, este 22 de febrero del dos mil once) su nexo con la rebelión tzántzica del Ecuador, a propósito de la edición facsimilar de la emblemática revista del movimiento: 'Pucuna' resurrección posible por la iniciativa de sus fundadores y por el auspicio del Consejo Nacional de Cultura que, en el año dos mil diez, cosecharon en un solo tomo (enriquecido por el exordio: ‘… los dardos necesarios’ y por tres índices indispensables para la investigación: uno, general, otro por autores, y el final por temas) los nueve números correspondientes al lapso 1962-1968, bajo el celoso cuidado del compañero Raúl Arias)[1], remembranza paralela a la presentación del volumen que, en esta misma fecha, se está ejecutando en la matriz de nuestra Casa de la Cultura, Quito. 
 
 
2.- Cuerpo del artículo
 
 
Sergio empieza confesando que nunca pudo resolver la dicotomía entre su lírica ceñida al statu quo de la preceptiva y su militancia política de tipo revolucionario. Quizá, se aproximó a  esa epifanía cuando el violento azar de 1962, le permitió conocer a Ulises Estrella y a Marco Muñoz, muy jóvenes entonces, cuya brillantez y ética, lo conmovieron. Fue una impresión parecida a la que le causó David Ledesma al compartir la página literaria del periódico estudiantil ‘Nosotros’, en el Colegio Rocafuerte de ese inexplicable Guayaquil de 1951.
 
Hoy, cree probable que, de haberse quedado en Quito por lo menos durante el lapso facsimilar señalado (1962-1968), el ritmo de su poética hubiese madurado al compás de su militancia para identificarse plenamente con la siguiente declaración del grupo 'tz' liderado por Ulises Estrella:
'Estamos limpiando a nuestros progenitores del luto de oprobio de la servidumbre para esclarecernos y esclarecer a los hijos. Y luego bregar, luchar, morir, todos juntos por el nuevo mundo'.[2]
 
Así, en 1962[3],  desde la Clínica Santa Cecilia de Quito, donde estuvo internado a raíz de los llamados sucesos del Toachi luego de superar (gracias a las gestionesde su abogado defensor, el poeta César Dávila Torres, miembro de 'Umbral', 1951-1953, conjunto quiteño gemelo del guayaquileño 'Club 7'), el estado de incomunicación que soportó en el Hospital Militar capitalino, pudo colaborar con la iconoclasia tzántzica por intermedio de Marco y Ulises, pues sintió inmediata afinidad por la propuesta creativa y crítica del grupo que ajustó, por ejemplo, en dos venablos (tzántzico y pucuna), una poética y una política trenzadas por una militancia que impulsaba a encontrar la esencia eliminando lo superfluo (de allí, ‘tzantza’, nombre atinente al proceso reductor de cabezas que orquestaban nuestros ancestros shuar. Y, ‘pucuna’, cerbatana utilizada en la cacería dentro de la selva, metáfora de la vigente lucha por la verdad poética y política que la dialéctica convierte en belleza.)
 
(Aquí se abre un paréntesis referido en el Ecuador a la confrontación entre las décadas segunda y tercera del siglo veinte, por un lado, correspondientes a la Generación Decapitada[5], así llamada porque sus integrantes abandonaron sus cabezas en las manos del suicidio o de la droga, y su antípoda, la generación tzántzica, la reductora de cabezas, de la década séptima del mismo siglo.[6])
 
Además, lo sedujo la parafernalia escénica de los recitales heterodoxos [7], tanto fue así que, sobreviviendo ya en Centroamérica, aprovechó el viaje de Ulises (que iba del Ecuador rumbo a la Ítaca de Tenochtitlan) y, a su paso por Costa Rica, los dos oficiaron una ceremonia que llamaron ‘Te amenazamos a que asistas’ (quizá la única del Movimiento Tz-Tz-Tz en el exterior del país), partitura que se sirvió en la entonces ‘Sala Tassara’[8], entidad que sólo patrocinaba veladas de música clásica pero, en esa ocasión, la directiva de la entidad cedió su local y su consentimiento, ante lo novedoso del programa y ante el aval que giró Alfredo Sancho Colombari, uno de los fundadores del Teatro Universitario de CR, quien en ese momento fungía de director del Instituto Nacional de Artes Dramáticas (INAD, 1961-1965).  Luego, en Guatemala y en el Distrito Federal del país azteca, entre muchas actividades desplegadas allá, Ulises publicó una muestra periodística de la poemática ecuatorial en la que Sergio fue incluido junto a colegas de diversas generaciones. 
 
Víctima de la represión, Román Armendáriz encontró en Ulises Estrella y en Marco Muñoz la solidaridad intelectual y psicológica que le permitió, a pesar de la postración en la que se encontraba, continuar espigando su vocación de imaginero, esta vez, en calidad de redactor tzántzico como figura ese dato en la contratapa de los tres primeros números de ‘Pucuna’ y en la Mesa redonda acerca de 'La función de la poesía y la responsabilidad del poeta' cuyo expositor eje fue Jorge Enrique Adoum, actuando de co-ceremoniante,(además de Ulises, Marco y Sergio), Manuel Zabala Ruiz.[9]
 
Así, SR dio un paso adelante y arriba hacia la vanguardia que  se manifestó sobre todo en sus dos partituras escénicas experimentales, ambas estrenadas y representadas en Costa Rica, Ecuador y México: 'Un extraño en la niebla' (1969) y 'Función para butacas' (1972), las dos amparadas en el sello de la Casa de la Cultura, Núcleo del Guayas.
 
Hoy, casi cinco décadas después, este autor se redescubre, agradecido, en 'La muerte a cada rato' y en 'Duro padre emigrante', versos de su firma que aparecieron en las páginas 13 y 14 del primer número (de esa carismática 'Pucuna') que, hoy, abre la edición facsimilar que reunió a fines del 2010 y comienzos del 2011, sus nueve entregas (Quito, 1962 - 1968). Y, también, se recupera en la página 41 del tercer número de la publicación recién citada, con su 'Laurel y ciprés del guerrillero'[7], versos que apenas recordaba…, los cuales deben ser coetáneos de su 'Carta desde una celda del cuartel Modelo' (1961 ó 1962), hoy, dos mil once, alojados en ‘Efecto Alquimia’.[9.1]
 
En homenaje a la precisión, ejemplificaré la interacción de ambos colectivos, con el discurso versal de Marco Muñoz que él bautizó, desde el sur: ‘hoy, 16 de octubre, en Lima’ [sic], lamento íntimo que a David Ledesma, creo, no le hubiese disgustado firmar. ¿Por qué? Porque contiene los fermentos de su insurrección urbana: la ciudad, la fecha, la muerte, desde el título hasta el final mientras el cuerpo se sostiene en una doble anáfora [‘Es duro / armonizar con el sabor del trigo…’ … ‘Es duro / retener la vida…’] –versos 1 y 2 que abren la primera estrofa, y, versos 10 y 11 que abren la segunda- … Y en la apertura de la tercera estrofa encontramos la antítesis cuando Marco escribe: ‘Esta impotencia. / Debilidad que circula por la sangre…’ Y para que no haya duda que se habla de él, en la misma tercera estrofa acude a una metonimia, en el verso 23, exclamando: ‘… a esta cara contagiada de lentes…’, para rematar en los dos versos finales, el 22 y 23 que corresponden a la cuarta y última estrofa, con un tono de rebelde conformidad: ‘Y nuevamente este insoportable yo / que nada puede hacer para matar la muerte’. Pero antes afirma en los versos 14, 15 y 16 para cerrar la segunda estrofa: ‘… como… / … los diarios que anuncian a 20 adolescentes muertos por defender Cuba’, poemática que entreteje la floración íntima, la deriva existencial y el compromiso político. Marcos transita esos tres bosques profanos del ‘Club 7’. Por eso fue natural la fluidez del diálogo y los largos silencios.
 
Fue, en ese paciente ayer cuando influido por Lorca y por los maestros de las jitanjáforas de la negritud, Nicolás Guillén y Luis Palés Matos, y por Carlos Puebla, el cantautor cronista de la revolución cubana, Sergio ensayó la retórica del romance y del són caribeño y, de ese modo, compuso un septeto ahora olvidado en algún rincón impreso o en algún hotel de paso, y del cual apenas flota, hoy,  ese inocente alarde elegíaco que la hermandad tzántzica hizo sobrevivir en 'Pucuna': ‘Laurel y ciprés del guerrillero’, letanía y grito -de los cuales- piensa que es rescatable su forma de ‘loop’ o bucle fílmico o de serpiente que se muerde su propia cola, pues el primer verso se enlaza con el último y viceversa, generando una dinámica que pone a circular continuamente el concepto (filtrado por el tema y por la ideología) de que ‘sólo el participar en la lucha armada por la transformación social, le da sentido a la existencia’.
 

 

NOTAS

 
[1]'Pucuna', la revista de los tzántzicos (números del uno al nueve, 1962-1968). Edición facsimilar a cargo de Raúl Arias. Quito, Consejo Nacional de Cultura, 2010.
 
[2][Véanse las dos líneas finales del último párrafo del manifiesto publicado en la parte interna de la segunda tapa de 'Pucuna', número 7, Quito, 1967.

 

[3]Luego del suicidio de David (Guayaquil, 1961), el 'CLUB 7' que estaba reducido antes de ese infausto suceso, a tres (Ledesma, Espinel y Román. 'Triángulo' Casa de la Cultura Ecuatoriana, 1960. 77 págs.) completó su natural desintegración. Gastón Hidalgo y Carlos Benavides habían elegido su retiro amistoso, el uno, encerrado en su mutismo existencial y, el otro, comprometido con la simbiosis de su profesión de historiador y dramaturgo. Ileana se encerró en su dual devoción a la poesía y a la memoria de David. Y, en su faena de concejal de la municipalidad de Guayaquil. Sergio, por ley de gravedad, radicalizó su encierro político que lo llevó a participar en los llamados sucesos del Toachi (1962) que convocó la Unión Revolucionaria de la Juventud Ecuatoriana (URJE) cuando el gobierno de Carlos Julio Arosemena Monroy, presionado por el yugo imperial,  al romper relaciones diplomáticas con la Cuba socialista desató días difíciles para ‘el anhelo y la pasión de la democracia ecuatoriana’. (Aquí es adecuado consignar y glosar el título de la tesis doctoral del Dr. Alfredo Vera y Vera, a quien, se le considera uno de los maestros y oficiantes de la izquierda en el país. Ídem, la teoría y la praxis del Dr. Rafael Galarza Arízaga, principal inspirador de URJE.) 

 
[4]El recital ‘4 gritos en la obscuridad’ se convirtió, desde su apelativo, en paradigma de este tipo de ceremonias. Participaron: Simón Corral, Leandro Katz, Marco Muñoz y Ulises Estrella, en el aula Benjamín Carrión de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito, abril de 1962. Con el mismo marbete, se imprimieron 4 sendos poemarios correspondientes a cada uno de sus actores, ese mismo año. / En mayo de 1962, el rector prohibió el recital programado para representarse en el Teatro Nacional Sucre, treinta minutos antes de su inicio, lo que motivó la denuncia respectiva. Así, los tzántzicos se bautizaron con fuego. (Colección citada, núm. 1, pág. 2, ‘Relación de actividades). / En cambio, el bautismo de ‘La poesía del Club 7’ se celebró, con tinta y papel, en el suplemento literario de ‘El Universo’, Guayaquil, domingo 8 de noviembre de 1953 –págs. 6 y 11-, donde por única vez constan  los siete de la aventura: Carlos Abadíe Silva (‘Intimidad’), Carlos Benavides Vega (‘Inventario’), Miguel Donoso Pareja (‘Ya Beto’, -sic-), Ileana Espinel Cedeño (‘Tú sabes’), Gastón Hidalgo Ortega (‘Canto del Hombre y su materia’), David Ledesma Vázquez (‘Parábola del recuerdo’) y Sergio Román Armendáriz (‘Del poeta y su llanto’). En la presentación de esa página, aparecieron dos promesas; la una, cumplida, la referente a la publicación del libro plural  (‘Club 7’,  Casa de la Cultura,  Guayaquil,  1954. -99 págs.-) y, la otra, ‘una revista’ pendiente (‘El Universo’, fuente antes citada) que, de alguna manera, para Sergio, ‘Pucuna’ asumió tangencialmente ese vacío. También, esta revista por su carácter e ideología fue, naturalmente, plural.
[5]Los principales títulos modernistas son: ‘La flauta de ónix’ de Arturo Borja (1892-1912), ’El árbol del bien y del mal’ de Medardo Ángel Silva (1898-1919), ‘La romanza de las horas’ de Ernesto Noboa y Caamaño (1891-1927), ‘El laúd en el valle’ de Humberto Fierro (1890-1929) y ‘Sándalo’ de J.J. Pino de Ycaza (1902-1959).
[6]A raíz de la muerte de Milton Reyes (uno de los paradigmáticos dirigentes de la Unión Revolucionaria de la Juventud Ecuatoriana, URJE [1959-1963] posteriormente  asesinado por la represión gubernamental de la quinta y última des-administración de Velasco Ibarra [1970]), Othón Muñoz Alvear (y otros jóvenes de la inicial del tercer tercio del siglo 20,        -véase [6.1]-) forjaron la guayaquileña ‘Generación Huracanada’ así nombrada por el libro colectivo de 70 páginas que publicaron en 1971, el cual tuvo un claro carácter contestatario sobre todo en militancia política, membrete ciento por ciento antitético al de la ‘Generación Decapitada’ del primer tercio del siglo 20.
[6.1.]Los miembros de la Generación Huracanada o artistas del pueblo (1970-1971) fueron, en orden alfabético: Fernando Artieda, Sonia Manzano, Isabel Martínez, Othón Muñoz, Antonio Santos, Agustín Vulgarín y otros militantes que no recuerda este cronista. Lo que sí sabe es que Fernando Artieda hacia fines de la década (1978) participó en la creación del porteño Taller literario de los Sicoseos, [véase, 6.2.].
[6.2]Los Sicoseos (1978-1979) fueron, en orden alfabético: Cecilia Ansaldo, Fernando Artieda, Fernando Balseca, Fernando Nieto, Edwin Ulloa, Raúl Vallejo, Jorge Velasco, Gaitán Villavicencio y otros militantes que no recuerda este cronista. Lo que sí sabe es que la campaña electoral de retorno al régimen democrático burgués (1979) donde ellos participaron, más el viaje de Nieto Cadena a México, más el ensimismamiento de cada quien en sus labores profesionales, disolvieron este taller literario semanas después de publicar el primer (y único) número de la revista que llevó su propio membrete, cuya disposición semántica, dicen, que correspondió a un arbitrario anagrama entre ‘juego mental’ y el rótulo ‘Montreal’ del salón donde se reunían, sito en la esquina que forman las calles Pedro Moncayo y 1º. de mayo, en Guayaquil. Practicaron la rebelión estética sobre todo con el examen y el trasplante de los registros coloquiales con un tono desenfadado que de contrabando ensaya una seria crítica social, verbigracia, desde el mismo título, en ‘Safa, cucaracha’ de Artieda (Guayaquil, Casa de la Cultura, 1978) o en ‘Seco y volteado’, (la antología del mismo autor) refiriéndose al beber de un solo trago el contenido de un vaso para dejarlo luego sobre el mostrador del bar, boca abajo (‘volteado’) y sin el peligro de derramar nada pues el líquido ha desaparecido ya en la garganta del bebedor sediento (esto es, el vaso ha quedado ‘seco’).
[7]San José, 31 de mayo de 1963. / En: 'Diario de Costa Rica', S.J., viernes 24 de mayo, 1963. Pucuna, núm 3. Pág.35. ‘Tzántzicos en Centroamérica: Semana de la Cultura Ecuatoriana (en Costa Rica)’

[7.1]'¡Te amenazamos a que asistas!', ceremonia escénica de tipo tzántzico presentada por Sergio Román y Ulises Estrella (ambos profesores del INAD de CR) en la sala Tassara* (Bo. México, San José, Costa Rica)

[7.1.1.]Dicha ceremonia se realizó el viernes 31 de mayo de 1963, a las 8 de la noche según lo anunció el 'Diario de Costa Rica' el viernes 24 de mayo de 1963 señalando que se iba a presentar 'la más reciente lírica nacional (del Ecuador)' enfocada, por supuesto, bajo la lente tzántzica. De allí, el mismo nombre del recital: '¡Te amenazamos a que asistas!'. Exceptuando este título, los demás datos aparecen reproducidos dentro de: Revista PUCUNA. Tzántzicos. Edición facsimilar, 1962-1968 (en: 'Pucuna' núm. 3, julio de 1963. Pág. 35). Quito, Consejo Nacional de Cultura, 2010. Números del 1 al 9) referencia que, a la vez, se ampara  en el Diario de Costa Rica mencionado. Esta actividad fue la quinta y postrera de la Semana de la Cultura Ecuatoriana, en CR, que se desarrolló el viernes 24, el lunes 27, el martes 28, el miércoles 29 y el viernes 31 de mayo de 1963, bajo el auspicio de la Universidad de Costa Rica. La programación lleva la siguiente indicación: 'Por razones obvias para el acto de la Sala Tassara se ruega retirar invitaciones especiales en la Secretaría de la Universidad (de C.R.), en la Sala Tassara y en el Instituto (Nacional) de Artes Dramáticas.' (Fuentes  recién citadas.)

 

[7.1.2.]La Sala Tassara fue una entidad de carácter privado dedicada a la difusión de la música. Contaba con una platea para unos cincuenta espectadores, un escenario adecuado y un estudio acústico. A este respecto, citamos por ejemplo que 'Carlos María Hidalgo (1994-1926) el prolífico creador de muchos temas (de música costarricense, entre los cuales) es emblemático el bolero 'Cartaginesa' que grabó (el cantante Carlos Luis Vargas, -quien- lo hizo) en la Sala Tassara de Barrio México en 1951'. VER: Zaldívar, Mario. El señor de la ‘Cartaginesa’. En: Áncora, suplemento dominical de La Nación, San José, CR, 20 de marzo, 2011. (Pág. 10).

[8]Véase el resumen de la Mesa redonda: ‘Función de la poesía y la responsabilidad del poeta. Quito, septiembre de 1962. En: ‘Pucuna’, núm. 1, págs. 21 y 22. 1962. (Expuso: Jorge Enrique E. Adoum [21-22]. Mantuvieron la palabra (en el orden de sus intervenciones): Sergio Román, Manuel Zabala, Ulises Estrella y Marco Muñoz ( pág. 22).
[8.1]Según el resumen al que se refiere el punto 8, Sergio dijo, en concreto: ‘La poesía nació con el deslumbramiento del hombre en el inicio; fue desenvolviéndose y acentuándose a través de la evolución de la humanidad y de sus luchas. La poesía busca un camino de solución para el llanto y el temor de los pueblos, da una esperanza. La poesía es producto de la emoción que gira alrededor de los grandes temas del arte: amor, combate  y belleza. A un poema no se le puede entender sino sentir. El poeta es un hombre más, con los problemas de todos los hombres que clama por la libertad como victoria, y procura mediante su arte, lograrla; en esto se responsabiliza y ésa es su vida.’ (Fuente supra-citada, pág. 22).
 
[9]‘Laurel y ciprés del guerrillero’
        ‘Se puede morir de frente
         se puede morir de espalda
         pero sólo los traidores
         se pudren sobre las camas
         cuando afuera está el pueblo
         en la calle y la montaña
         entre balas y puñales
         entre puñales y balas
         se puede morir de frente
         se puede morir de espalda:’
Román, Sergio. En: ‘Pucuna’ núm. 3, pág. 41. SR había perdido el rastro de su 'Laurel y ciprés del guerrillero', pero lo reencontró en la dicha edición facsimilar de 'Pucuna'. / (Esta página 41 aloja, además, el magnífico canto de Raúl Arias [también poeta tzántzico y editor de la referida edición facsimilar de la colección de la revista 'Pucuna']: ‘Hombre’, que por su importancia estilística e ideológica debe merecer un estudio singular).
[9.1.] Es posible que el exceso de musicalidad que aleja, por diabetes, al lector del concepto vertebral de un texto, sea un exagerado recurso estilístico del ‘Club 7’ heredero de cierta afición a las decapitaciones, y que, por lo tanto, no rimase con la ajustada onda tzántzica y con la precisión concentrada de sus vocablos saetas. Pero, víctimas del modernismo, incluso David Ledesma ensayó, en sus primeros ejercicios, el romance literario modelado por la preceptiva que estudiábamos, entonces, en el colegio secundario, aunque su carácter lo llevó a desdeñar la asonancia para labrar el exclusivo ritmo del verso libre. Tal es el triple caso fechado en 1951: ‘El canto del picapedrero’ (su primera composición conocida), ‘Mujer, la de ébano ardiente’ y ‘Teresa escrita en la playa’. (DLV. Obra poética completa. [Colección ‘Memorias de Vida’ núm. 5]. Quito, Casa de la Cultura Ecuatoriana, 2007. Págs. 143, 157 y 160: de 267).

[9.2.] www.efectoalquimia.blogspot.com (espacio virtual establecido por la autora Ximena de los Ángeles, cuyo propósito se orienta a enfatizar la literatura ecuatoriana y las raíces ancestrales de nuestro pueblo).°

 °                              Sergio Román Armendáriz, ,                                                                                       

San José de Costa Rica, 22 de febrero, 2011
www.sergioroman.com
romantic@racsa.co.cr 

Enlace sugerido: Club 7, Tzántzicos (tz-tz-tz)

Notas

 
* Algunos datos del autor

Sergio Román Armendáriz, Riobamba, Ecuiador, 1934.

Miembro del 'Club 7' de Poesía (1951-1962) y colaborador del iconoclasta Movimiento Tzántzico y de su revista 'Pucuna' (1962-1965). 

* Licenciado en Ciencias Sociales por la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad de Guayaquil, Ecuador, 1959.

* Ha frecuentado el cine (guinista de 'Nuestro juramento', largometraje filmado en México y en el Ecuador, acerca del artista popular de fama internacional, Julio Jaramillo, con la dirección de Alfredo Gurrola, la producción ejecutiva de Javier Ortiz-Tirado Kelly y la producción general de la firma 'García 2'.

* En teatro ha escrito, publicado y estrenado 'Función para butacas' xcuyas presentaciones se han realizado en Guayaquil, San José de Costa Rica, México y el Festival de Manizales de 1973 -dentro de la sección de NO invitados-.

* Participó en los sucesos del Toachi (Santo Domingo de los Colorados, Ecuador, 1962), como militante de URJE (1958-1963), la Unión Revolucionaria de la Juventud Ecuatoriana.

* CONTACTO:                                

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