'La segunda oportunidad', premio y trébol

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Sergio Román Armendáriz

Casiolvidos de un espectador de teatro en Costa Rica

Esta columna, de acuerdo con el espíritu de remembranzas que su título sintetiza, recupera el artículo que SR dedicó a la obra de Claudia Barrionuevo y Walter Fernández, el año dos mil diez.

'La segunda oportunidad', premio y trébol
 
Premio porque lo obtuvo *. Trébol por su partitura.
 
Texto atractivo y valiente éste de Claudia y Walter, que nos contagia ese sentido de completitud que encierra el número tres.
 
Texto valiente porque denuncia cómo debe asumirse la existencia de manera directa y por contraste. Éste es su tema muy bien definido.
 
Texto atractivo porque se expresa dentro de una estructura geométrica que conjuga la realidad cotidiana y la realidad mediática de un programa masivo de televisión que le sirve de soporte y la realidad de la comunión con el público. Éste es su estilo muy bien afinado.
 
Los seres que animan Silvia Rojas, Grettel Cedeño y Adriana Álvarez se triplican en otros que van surgiendo de la dramatización reveladora de un pasado que conduce, desde un trinomio temporal (diálogos, monólogos, reiteraciones) hasta un trinomio espacial (el purgatorio, un estado de suspensión de la conciencia y una sala de cuidados intensivos cuyo borde separa y une la muerte con la vida).
 
De pronto, ellas se encuentran ‘sonámbulas’ en un encierro, espejo de la resbaladiza condición humana.
 
La metonimia de la pieza está constituida por retratos murales y por sillas altas cuya mudez dialoga con su alrededor, el vacío existencial. 
 
La trama desnuda la perversidad masculina, un trío del Mal compuesto por un arquitecto ladrón (hermano de una abogada lesbiana), un productor pederasta (marido de una modelo coqueta) y un joven asesino (novio de una empleada doméstica quien, a su vez, es madre soltera que descuida a su hijito por andar de travesuras en el parque, mientras la abuela tiene que tomar, a su cargo, al niño).
 
Las mujeres tampoco son ejemplares. Quizá, algo, la anciana. Sin embargo, es el afán que ellas cultivan por ‘despertar’, metáfora que el amor hace posible, lo que las lleva, al trascender la culpa, a prepararse para atender ese nuevo porvenir que el título predica. 
 
El vocabulario corresponde al carácter de los personajes, a las circunstancias que atraviesan y a la sensibilidad autoral, norma tricéfala de la preceptiva. 
 
Con sentido de unidad, en tres actos los clásicos distribuyeron el teatro, y los modernos, el ritmo, y los creyentes, las santas personas de la trinidad mientras, fuera de cuadro, en la obra, la voz melosa del animador de algún concurso gigante, ajusta y desajusta la ficción a la manera de un ínfimo dios del capitalismo.  
 
Sin prisa y con deleite he ido conjuntado, así, hoy, un triple momento cabalístico: el de la invitación al ensayo general, el de la representación posterior, y éste, cuando dejo que las palabras levanten las imágenes recién descubiertas para que mariposeen a su antojo sobre esta única flor de papel.
 
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Enlace sugerido: Bitácoras de la subsección TEATRO

Notas

DATOS

‘LA SEGUNDA OPORTUNIDAD’, * PREMIO DEL SEXTO CONCURSO NACIONAL DE DRAMATURGIA INÉDITA, 2010. 
 
Texto: Claudia Barrionuevo y Walter Fernández / Actuación: Silvia Rojas, Grettel Cedeño, Adriana Álvarez / Luz: Telémaco Martínez / Música: Carlos Castro / Escenografía: Fernando Castro / Dirección: Claudia Barrionuevo / Sala Vargas Calvo / CR, 27 de septiembre, 2010.

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