María Bonilla y la ceremonia escénica

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“Y los sueños… ¡sueños son!”

Índice

Observación / Lunetarios y escenarios / Ficha / Asunto y mensaje / Aporte conceptual / Aporte estilístico / Sugerencia y solicitud / Colofón: ¿Es necesario asimilar el desafío de la integración de lenguajes (y/o de pueblos)?

Observación

A mis visitantes virtuales, con un saludo cordial, les informo que:

En este portal electrónico, más de ustedes que mío, hoy inicio una serie de Estampas pedagógicas dedicadas al teatro, cuyo propósito es tratar de sintetizar al servicio de las generaciones actuales y por venir, los aportes que, entre 1999 y 2009, surgieron del contrapunto entre el oficio y la academia.

María Bonilla ejemplifica este afán. Por eso nuestro telón se abre con su  “Y los sueños… ¡sueños son!”.  Así, desde ella, en retrospectiva, iré presentando otras aproximaciones a nuestro objetivo e iré celebrando el hallazgo de recursos estilísticos e ideológicos extractados del territorio del drama y sus relojes.

Lunetarios y escenarios

Aunque en la juventud, el azar me llevó a frecuentar los tinglados, siempre he apreciado un poquito más la comodidad de mi butaca fiel de casi medio siglo de espectador agradecido con colegas amistosos e, incluso, indiferentes, con quienes he compartido esta militancia de plenitud gozosa cuando, a una hora similar aquí y en las antípodas, por milagro y por esfuerzo, los lunetarios se van quedando a oscuras mientras se van iluminando los escenarios,  poco a poco…

Singular experiencia habité cuando concurrí primero a observar y después a aplaudir:

 “Y los sueños… ¡sueños son!”, nueva ceremonia escénica de María Bonilla

(Ver ficha en la parte inferior de esta bitácora)


Asunto y mensaje

Fragmentos de poemas y narraciones se unen en un relato sostenido por un cordón umbilical ideológico atinente a la brevedad de la vida, a la verdad del sueño y a la naturaleza de la realidad, de tal modo que en las noches por venir después de concluida esta representación, en cada persona que a lo mejor también “soñó” este fluir de vocablos e imágenes, irá emergiendo un cuestionamiento tácito a su condición humana. A eso, apuesta este comentarista.  ¿Coincido con la autora?

Aporte conceptual

Con claridad, MB establece la diferencia esgrimida, en esta esquina boxística,  por una obra que incluye varios lenguajes artísticos mientras en la otra esquina se enfrenta contra una creación interdisciplinaria que va desde el diálogo entre esos diversos lenguajes hasta la integración de sus diferencias y opciones.

Tal sucede en: "Y los sueños..., ¡sueños son!", donde se muestra un conjunto algebraico de carácter audiovisual superior a la suma de cada uno de los textos que lo integran, incluso, cuando María logra articular un par de mecanismos de ruptura algo brechtiana que matizan de humor el tema platónico de la naturaleza de la realidad y la verdad del sueño, y el tema tan preferido por Séneca, el de la brevedad de la vida, lo cual, permite recordar la oración que aconsejaba rezar un poeta gringo: “Perdóname, Dios mío, las pequeñas bromas que te hago, … a cambio de la gran broma que me hiciste.”

Aporte estilístico

MB alcanza su propósito con una partitura de cuerpos y sombras, voces vivas y grabadas, transparencias, una guitarra y dos canciones entonadas apenas, un abanico ambiguo, un columpio con sensación de lejanía y una escalerita con sensación de horca, todo envuelto por telas translúcidas rígidas a veces oscilantes pero regidas por la presencia sabia del monólogo emblemático de Calderón de la Barca interpretado a contraluz por Pablo Umaña. ¡Qué momento!
Sugerencia y solicitud

Por su aporte conceptual y estilístico es apropiado calificar de ceremonia escénica a esta manifestación de laboratorio que, además, unida a otras aventuras de la misma autora, han ido descubriendo recursos que enriquecerán el arsenal expresivo del teatro latinoamericano.

Por lo mismo, este asunto también podría constituir un proyecto de graduación con doble énfasis en dramaturgia y puesta en escena.

Con estos antecedentes, yo propongo reunir en un libro divulgable además por la red de redes, los textos periodísticos y los ensayos que se refieran a la obra de MB, o en donde ella comparta su enfoque proteico.

¿Difícil? Creo que a la Universidad de Costa Rica y a las generaciones por venir, les interesará esa saludable difusión, a la primera, para apoyar la preservación del capital creativo y crítico del país por medio de la edición de esta singular experiencia  que ha ido ascendiendo de hipótesis a tesis, y, también, a la juventud de siempre le interesará continuar constituyendo una comunidad de aprendizaje, con ella y con quienes continúen su labor.

Colofón

He seguido casi todos los tramos del peregrinar progresivo de María incluso "cuando el gentío (para no quedarse prosaicamente sin asiento) rompe metafóricamente las ventanas" del hospitalario y bellísimo Centro Cultural de México.

Creo entender la respuesta del público al párrafo final de la crónica que le dedica el periodista Melvin Molina (dato citado en la Ficha de esta bitácora) lo cual, a continuación, resumo:

¿Es necesario asimilar el desafío de la integración de lenguajes (y/o de pueblos)?

Si la respuesta fuere positiva y, para mí, lo es, entonces el tema y el asunto de esta obra se irán deslizando, por metonimia, hacia el contexto geopolítico cuya tranquilidad está, hoy, y quizá en los días y años por venir, amenazada.

Así, una ceremonia escénica al parecer íntima, adquiere vigencia social, tal vez por astral coincidencia o, mejor, por la capacidad de vaticinio del arte que al interrogar acerca de la integración de los  lenguajes, de contrabando está interrogando acerca de la integración de nuestros pueblos.

SR
25 de julio, 2009

Notas

Título: “Y los sueños… ¡sueños son!”
Dirección y libreto: María Bonilla (MB)
Actuación: Pablo Umaña secundado por jóvenes danzarinas y actrices
Lugar y fecha: Instituto Cultural de México, 24 de julio, 2009
Información periodística: Molina, Melvin. La Nación / Viva, 22 de julio, 2009 (Pág.10)

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