¡DEFENDAMOS NUESTRO IDIOMA COMÚN! (Epílogo de las '49 Cartas', punto final de la serie)

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¡Por una Asociación de Usuarias y Usuarios del idioma que (aún) compartimos!
Apéndice de las '49 Cartas al (aún) idioma español'

Resumen para gente sin tiempo

Con esta página, Sergio Román Armendáriz cierra sus '49 cartas y un epílogo' que contienen la parte teórica de una lucha por nuestro idioma (aún) llamado español (nombre que mantiene connotaciones políticas dentro de una monarquía europea constituida por la suma de diversas lenguas que claman no sólo por desconocer la oficialidad de la palabra de Castilla, sino que plantean pasar de la autonomía actual de sus territorios a la independencia).

Es el caso de vascos, gallegos, catalanes, etc., cuyas contradicciones y apetencias, al margen de su propósito principal, enredan a la Real Academia de Madrid y repercuten de manera indirecta y malsana en nuestro continente.

Ha llegado el tiempo de retornar a don Andrés Bello, nuestro libertador en el plano de la cultura, semejante en importancia a Simón Bolívar, nuestro libertador en el plano de la soberanía.

Por eso, ahora, se debe abordar la praxis por medio de la búsqueda de apoyos para constituir una 'Asociación de Usuarias y Uusuarios del idioma común', entidad de carácter federal que, en primera instancia, sirva de contrapeso a las decisiones o, mejor, a las ambigüedades de Madrid y que tenga la tarea prioritaria de influir en la didáctica del castellano, sobre todo, en su interacción escolar con las nuevas generaciones.


¡DEFENDAMOS NUESTRO IDIOMA COMÚN!

AMISTADES:

Con su permiso y presentando las excusas pertinentes y, asimismo, con mi saludo de año nuevo, paso a compartir con ustedes, en: www.sergioroman.com, la presencia de la núm.49 de mis 'Cartas al (aún) idioma español’, la cual constituye el punto final de la serie.

Me parece que, por presiones de este momento, ya no redactaré la quincuagésima porque es hora de pasar a la acción, apoyando la creación de una Asociación de personas que usen el español cotidianamente en calidad de lengua materna y, además, asumiendo que el énfasis de dicha entidad, sea la didáctica del idioma, sobre todo, en el nivel primario. Así, iremos forjando un concreto contrapeso democrático a la academia de Madrid.

Intentaré sostener este epílogo de la serie '39 Cartas al idioma (aún) llamado español', sobre las cinco exhortaciones siguientes:

1a.- Volvamos a don Andrés Bello, sobre todo, a su propuesta de conjugación.

2a.- Volvamos a las fronteras naturales de nuestra geografía hispano-indo-castellana.

3a.- Volvamos al Diccionario de 1992.

4a.- Volvamos a preguntarnos cómo se eligen los miembros de las academias locales.

5a.- Volvamos a diferenciar, desde la escuela, y a combinar cuando fuere posible pero con plena conciencia de ello, los tres registros (el formal, el especializado y el coloquial), y los principios de las tres vías expresivas (la narrativa, la expositiva y la descriptiva) y los tres soportes retóricos (los de comparación, exageración y supresión).

Lo demás, me parece, fuego fatuo y mercadotecnia.

Imagínense, para qué una gramática de cuatro mil páginas, si cuarenta son suficientes, siempre que vayan acompañadas por series progresivas de ejemplos y ejercicios escoltados por una explicación breve y clara, y por una corrección orientadora.

Con estos antecedentes, respetuosamente me permito solicitarles, amigas mías, amigos míos, que nos olvidemos de Madrid (ese 'Madriz', semiasfixiado por las pretensiones legítimas, o no, de vascos, gallegos y catalanes, y por las gracejadas de la duquesa de Alba y el yerno del rey).

Atte., Sergio Román Armendáriz

20 de dicie


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