"Cielo rojo", batalla entre palabras e imágenes

Categoría: Cine / Inicio

Sergio Román Armendáriz / para su revista de “INN -comunicación-”, núm.1

Gómez, Miguel. "Cielo rojo", largometraje ficción, CR 2008
Dedico esta bitácora a José Mairena, exalumno ayer, hoy periodista, de quien leí su columna acerca de “Cielo rojo”. Coincido en casi todo. Felicitaciones. Texto audiovisual (el de MG) y texto escrito (el de JM) motivaron la divagación siguiente que la presentaré en dos partes: Introducción y Carta.

www.sergioroman.com CINE: Relación con cineastas costarricenses del siglo 21 / CR, mensaje del 25 de septiembre del año 2008

1a. parte:

INTRODUCCIÓN

Premisa

Rompamos el hielo hablando del nivel coloquial de "Cielo rojo”... a partir de la siguiente conjetura: el idioma que se usa en los monólogos y diálogos de un texto audiovisual (tiempo donde predominan las imágenes) o de un texto escrito, nunca es bueno ni malo en él mismo. Depende de quiénes lo usan y con qué fines y, sobre todo, en qué circunstancias.

A la manera de huella digital, existe una huella verbal.

¿Anzuelos para que el público conserva el contacto con los personajes? 

Además de la huella verbal (prioridad de esta nota), el público se entera de cómo es un personaje, (1) por sus hechos, (2) por lo que dice, (3) por lo que otros dicen de él o de ella, y también (4) por la adjetivación determinada por (4a) el color o (4b) el blanco y negro, (4 c) la profundidad de campo, y (5) por la codificación (5a) de los planos y (5b) de los términos utilizados por (5b1) la luz, (5b2) el sonido, (5b3) la sinestesia y (5b4) otros medios (5b4.1) técnicos y (5b4.2) retóricos. Para finalizar, (6) por la atmósfera y (7) por el contexto (ideario, ideologemas e ideología y su fundamentación, a veces coincidente con la realidad; otras, aparente).

Máxima aspiración de guionista

Lograr que cada personaje tenga su propia huella verbal, parecida a la huella digital o patrón genético que nos identifica, es importante sobre todo si consideramos la condición de arte temporal del cine.

El idioma, por eso, materia e instrumento del guión, debe someterse a reflexión y gimnasia constantes para tener afinado el instrumento de la creatividad y de la criticidad. 

2da. parte: CARTA

A un estimable ex-alumno, a propósito del idioma de “Cielo rojo” 

Respecto del lenguaje usado en el filme, predominantemente corresponde al nivel coloquial, el cual es válido porque está justificado por el carácter y la situación pues se trata de cuatro jóvenes (4 “maes”) compartiendo la aventura de abandonar la adolescencia y asomarse a la toma de decisiones que demanda la adultez.

El adiós al claustro materno

Una persona, dicen, es inmadura aunque tenga cien años de edad, si sólo hace lo que le gusta pues la niñez corresponde a una instancia hedónica desde el amamantamiento y, aún, antes, desde el amparo durante nuestro exilio en la matriz pero, en muchos casos se prolonga ad infinítum creando efectos catastróficos,<¿no es verdad, “baby” Hitler?>.

La madurez adulta implica toma de decisiones pragmáticas y éticas para sobrevivir de manera autónoma y digna, de acuerdo con el ejercicio del sentido común y del libre albedrío.

Me parece, estimable exalumno, que tú abundas en razones persuasivas. Sin embargo, permíteme un asterisco.

(¿Recuerdas que en nuestras clases de la ECCC/UCR, comparábamos el idioma con un edificio de tres pisos fundamentales: 1.- el universal (el niño llegó rápidamente), 2.- el profesional (el niño hiperactivo ... llegó.) 3.- el coloquial (llegó “soplado”), y cada nivel, además, se ramifica, según esta óptica, en albercas, altillos, arcos, baños, bodegas, entrepisos, escaleritas, fuentes de agua mínima, jardines breves, “mezanines” o falsos pisos”, niveles, recovecos, sótanos, etc. e infinitas combinaciones inspiradas en el ajedrez y en los dédalos e insomnios del maestro Borges.

¿Recuerdas?: “-Mae, ¡qué mae más mae ese mae, mae!”, “-Tuanis, mae." (En esto de "los maes”, juegan mucho los matices de pronunciación que cargan (o descargan) de sentido, hacia un lado u otro, según los apócopes, los encabalgamientos, las elipsis, los tonos, etc.

Advertencias

1) Por supuesto, un guionista debe tratar de dominar y diferenciar los tres niveles, debe ponerle atención, en cualquier idioma que use, a este instrumento con el que se resuelven los diálogos y los monólogos contribuyendo, con idoneidad profesional, a enriquecer la progresiva densidad e intensidad de la dinámica de la narrativa y de la dramaturgia para la pantalla o para el escenario.

2) El guionista debe inventar o sistematizar la huella verbal atinente a la condición de quien habla y de su interlocutor, y la situación en la cual los personajes (ellas y ellos) están inmersos.

2.1) Ciertos hallazgos dependen de la improvisación bajo forma de colaboración oportuna de quienes interpretan roles, y de la sagacidad de quien dirige, para que tal contribución no desequilibre el conjunto.

Lenguaje y personaje

El lenguaje que se use (no sólo el verbal aunque éste sea el tópico de la presente bitácora) contribuirá a fijar el personaje en la memoria del espectador o espectadora, al igual que la ropa a la que se refería Truffaut. Todo esto es vertebral por la naturaleza de nuestro arte: el cine es un arte temporal, esto es, corre desde los primeros segundos hasta los últimos. NO hay regreso. De allí el cuidado que debemos tener con el público para qué las personas nos sigan en el juego que proponemos, y nos van a seguir muy bien si les ayudamos a que los personajes se identifiquen, en la memoria de cada quien, por las palabras, por la construcción de las frases, por los acentos o formas de pronunciar, etc. (huella verbal), y también por el vestuario (huella señalada por Tuffaut), y además por las referencias a ciertas anécdotas, objetos con sus propias órbitas de presentación y desenlace, etc.

¿Es posible el cambio de registros?

Es posible y saludable que los personajes puedan y deban usar el mismo nivel o cambiar de registro, dependiendo de con quién estén hablando (el coloquial, por ejemplo en Cielo rojo, lo utilizan entre ellos, los jóvenes, incluso ciertos giros orales “ofensivos” en otros planos  <hijueputa, maricón, pichazo, etc.) sin embargo, entre ellos, ese tono y ese vocabulario, por lo contrario, subrayan más  que nunca los lazos de amistad profunda <una especie de claves secretas de la sangre y de la edad>, que los unen en un mundo que se desata y se derrumba por todos lados).

Opinión

"Cielo rojo" ilustra lo que acabo de manifestar.

Un ejemplo del cine japonés

Recuerdo una película del país del sol naciente que proyectaron hace años en un ciclo específico, en la Sala Garbo de San José, que incluyó la visita de uno de sus realizadores, el Sr. Yamada (así tradujeron al castellano este apellido nipón).

Uno de sus personajes se vuelve inolvidable porque todos sus parlamentos están teñidos con referencias a la carrera de caballos de la que era adicto. De alguna manera el libretista se las arregló para introducir esa pincelada hípica, en cada "bocadillo" sin desviar el sentido de la materia principal de los diálogos. Incluso, en la despedida con sus amistades, dentro de la ambulancia, sus últimos vocablos mencionan el fin de la partida de esa carrera que es toda existencia.

Afiche y lema

El afiche también me agradó. El lema, la diferencia entre distintos cielos y un filme no sólo realizado, sino vivido, es una idea apetitosa, recordable. Se une con facilidad a la idea principal del filme.

Colofón

Es tan difícil hacer cine aquí (no sólo en CR, también en el Ecuador y en muchísimos países latinoamericanos, de tal modo que apenas un mínimo porcentaje de guiones y de sueños, llegan a parpadear en los cinematógrafos).

De allí que, por ahora, la principal tarea es ayudarnos entre todos y todas a levantar la base de la pirámide creativa, crítica y financiera (empezando por una verdadera legislación) para que nuestro colectivo se beneficie en el plano estético y laboral y, por esta vía, sirva a la economía del país logrando, además, de paso, fomentar la libre expresión artística de las nuevas generaciones de esta región del mundo.

Asistir a las exhibiciones de los productos de los y las colegas, y hacer correr la voz para que tirios y troyanos acudan a las salas, debe ser (además de otros aportes) una disciplina a cumplir en beneficio de todos.

Despedida

Gracias, por seguir considerándote junto a otros miembros de tu generación, alumnos míos. En verdad, es al revés. Yo sigo aprendiendo tanto de ustedes. Por eso, te leo. Y por eso, no pierdo una exhibición de nuestro cine y nuestro teatro. Y recomiendo ver y apreciar sus productos. Es el caso de "Cielo rojo".

Resumen: palabras versus imágenes

"Cielo rojo" muestra que la batalla entre palabras e imágenes sólo existe por razones didácticas. Cuando en la pantalla y en el escenario la palabra se constituye en huella verbal de los personajes y de la situación dramática, abandona su cascarón de sílabas y sonidos para constituirse en imagen. Y viceversa. La imagen es palabra concentrada. De allí que sea correcto hablar de poesía al referirnos al teatro y al cine que documenta la realidad, y, al transustanciar la obra en público, al filtrar reflexiones y emociones en gente concreta, de manera plural y natural, nuestra sociedad irá cumpliendo la utopía de Marcase referida a la conversión de nuestra humana sociedad, en una obra de arte de la convivencia en amor y en libertad.

Notas

Hasta pronto

En otra ocasión seguiremos con esta interrogación a la dramaturgia fílmica que alguien llama cine-dramaturgia, O mejor, cinematurgia, o filmaturgia del idioma.

SR / J 25 IX 2008
www.sergioroman.com

Regresar