Acerca de "Trío", original del escritor costarricense Jorge Arroyo Pérez

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Correo electrónico de Sergio al Lic. Gustavo Rojas Antillón, director de la Compañía Nacional de Teatro de Costa Rica (CNT) / S.O.

GUSTAVO:

Saludos.

De acuerdo con nuestra plática, trazo el resumen solicitado acerca de "Trío", original del dramaturgo costarricense Jorge Arroyo Pérez, obra que me parece apropiada para integrar la programación de la Compañía el próximo 2009 y, por lo tanto, la recomiendo con mi aplauso.

Delicioso triángulo casi isósceles o casi escaleno, el cual, durante los 90 minutos de su representación, teje y desteje una triple relación que encuentra al final su forma equilátera.

Inseparables, sobre todo en las aulas de la adolescencia, luego de veinte años de haber egresado del colegio, tres personas aún jóvenes (dos hombres y una mujer) al reencontrarse irán inventariando sus remembranzas, contrastándolas o ajustándolas a esa realidad que creen recuperar pues, según la física cuántica, la observación disuelve el material examinado, en vez de capturarlo.
Así el juego amén de divertido y aleccionador, practica resonancias y matices cuyo agridulce sabor nos mantiene, cómodos y curiosos, en nuestras butacas.

Sugiero a Nico Baker para dirigirla por su experiencia mixta que conjuga las tablas inglesas y las locales. Respecto de los dos actores y la actriz que podrían representarla, quizás lo que se deba tener en cuenta son las siguientes características:

(1) versatilidad para volver verosímiles los juegos del presente y sus rápidos saltos al pasado entendiendo que entre los dos tiempos han transcurrido los veinte años mencionados, y

(2) velocidad de reacción para matizar ese texto rico en parlamentos breves y chispeantes.

Comedia, entre áspera y tierna, nos conduce por sus vericuetos y puntos de giro con un esbozo de sonrisa hasta la revelación moral donde el autor proyecta una crítica al modo de ser de personas, familias e instituciones (con énfasis en las educativas) que integran una sociedad, ésta, la costarricense, hoy, en el límite copulativo o disyuntivo entre lo finisecular y el alba del siglo 21.

Además, ella (Cristina) y ellos (Carlos y Virgilio), observan una relación directa con sus respectivos recuerdos complementarios y sostienen un tema que se manifiesta y difumina alrededor de esa delicada frontera que une y separa -la amistad- del amor. Tal contexto nos permite conocer los antecedentes de cada personaje. Sin embargo, el desenlace será imprevisible por medio incluso de un objeto fetiche integrador de una segunda línea melódica de la trama.

La primera está constituida por el fluir de la línea principal del argumento. A pesar de su aparente liviandad, estos aportes narratúrgicos enriquecen el espesor armónico del texto.

Asimismo, el diálogo evoca, en la lejanía, el sabroso ingenio de Wilde.
De allí que la versatilidad y la velocidad de reacción deban ser características prioritarias de las personas que encarnen dichos roles. Por supuesto, físicamente tienen que lucir simpatía y, a la vez, una apariencia distinta (yo lo preveo así), digamos, por ejemplo, Juan Carlos Calderón y Marco Martín. La chica podría ser Ana Clara Carranza.

Subrayo, recomiendo "Trío".

Un abrazo y gracias por solicitar mi flaca opinión, SR

Notas

Post Scriptum.-

Hoy te llevo sin falta TRÍO para que lo disfrutés. Aparte estoy enviando la colaboración #2 rumbo al boletín electrónico de la CNT: CAMERINO, sr

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