¿Ha muerto por fin Aristóteles, a partir de los 'Zapatos' de Pedro Sánchez?

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“Zapatos” dramaturgia y dirección de Pedro José Sánchez Rovira, quien firma al estilo “mail”: pedrojosesanchezrovira, constituyó la segunda parte (de la presente instancia de la “Sexta temporada de jóvenes directores) (*).

Elenco: Marion Madrigal (ANA), Esteban León (JUAN), Luis Diego Ureña (NARRADOR). Música original: Eduardo Carrillo (intérprete). Apoyos técnicos: Nazareth Marcel (fotografía), Paola González (vestuario), Alejandro Alfaro (diseño de luces). Dramaturgia y dirección: Pedro José Sánchez Rovira (pedrojosesanchezrovira)

(*) La primera parte estuvo constituida por “El juicio final”. Ver: Bitácora 29.

Aristóteles por fin ha muerto parece ser la consigna de jóvenes ceremoniantes que, con conocimiento de la Poética del estagirita, o sin ese conocimiento y sólo impulsados por el envidiable encanto de los años mozos (el 'divino tesoro' que llamó Rubén Darío), están convirtiendo la narrativa en exclusivo material para la puesta en escena. En otras palabras, están eludiendo el conflicto dramático, cuyo vacío es ocupado por las destrezas de una renovada gramática escénica. Lo anterior no es un reclamo. Es la nota de una observación.

En esta categoría postclásica se inscribe “Zapatos”, doble objeto cotidiano que cobra múltiple significación pues nos llevan de un lado a otro en busca de los sueños desde que abandonamos la cuna hasta la víspera en que, según la leyenda, al filo de la muerte, nos dedicamos a recoger los pasos acertados y equivocados de nuestras vidas para facilitar así el juicio final, cordón umbilical con la otra obra –de igual nombre- que registra esta sexta temporada de jóvenes directores, UCR 2009.

[Permítame usted, un parrafito que contiene la digresión siguiente: Los miembros del 'Club 7 de Poesía del Ecuador' (Carlos Benavides, Ileana Espinel, Gastón Hidalgo, David Ledesma y Sergio Ronmán, Guayaquil, 1951-1962) le dedicamos versos y pensamiento a los zapatos, indispensable complemento del vestuario, lo que mereció una ácida crítica en la prensa de entonocas que, décadas después, remonté en una bitácora (la 134) nombrada 'Los zapatos apoéticos del Club 7'].

Vuelvo al asunto centtral.

Pedro Sánchez nos cuenta una historia romántica con un desarrollo inocente y agridulce personificada por un joven y una joven de diferentes estratos sociales.

Para ello utiliza un escenario desnudo y la parte delantera del espacio dedicado a las butacas espectadoras en el límite exacto donde el patio del público se une y separa, en desnivel, con el proscenio, colocando en las antípodas, a la derecha de quien observa el espectáculo, al Narrador con su pergamino, y a la izquierda, al Músico con su instrumento. En lo alto, ella y él.

Romanza con un conflicto apenas bosquejado a manera de una línea de espuma encima de la ola. Pero aquí la ola no estalla, sólo sostiene el borde de la espuma.

Sin embargo, el texto alcanza a enseñarnos que el amor salva diferencias sociales, y al final triunfa pues lo importante es emprender el nuevo sendero con la frente en alto y rumbo al horizonte que eso es lo que parece decirnos la última imagen de la pareja iluminada por un sol alegórico.

Investigar es faena de la Universidad. Es útil que la juventud sensible que concurre a las aulas, en este caso, de la Escuela de Artes Dramáticas se lance a domesticar el lenguaje escénico aunque, por supuesto, en este safari debamos asumir riesgos y espejismos.

De tal enfrentamiento saldrán fortalecidas las personas que asumen la actuación y los apoyos técnicos, los entes académicos en cuanto el afinamiento pedagógico concreto y la expresividad teatral en el país.

Pero, abandonar completamente a Aristóteles debe hacernos pensar un ratito porque, a veces, es inconveniente sobre todo en el período de la formación de quienes escriben o dirigen o trabajan para los escenarios, que siempre la narración o la descripción predomine sobre la acción. El desafío consiste en dosificar y entretejer estos elementos de acuerdo con la idea central de la obra.

Será saludable para la nueva generación autodisciplinarse obligándose a presentar, a la vez, las dos versiones, una, la vanguardista, donde se privilegie la narración sobre la acción, y la otra, que desarrolle un personaje que tenga un objetivo definido y en cuyo cumplimiento vaya superando obstáculos hasta que triunfe o estos lo derroten. En resumen, que privilegie el enfoque clásico.

La “Poética” contiene conceptos vertebrales ligados a la anagnórisis y a las peripecias, entre otros, lo que en cine se llaman puntos de giro, indispensables para abrir, mantener y reestimular el interés de quienes, en estas noches de tantos peligros, se atrevan a asistir a las convocatorias artísticas.

¿Ha muerto por fin Aristóteles?

¡No! Por ahora está exiliado en los guiones fílmicos (leamos, verbigracia, 'Manual del guionista' y 'Libro del guión' de Syd Field'), esperando compartir otra vez los escenarios apenas la juventud lo llame. SR

Enlace sugerido: Bitácora 134: Los zapatos apoéticos del Club 7

Notas

Teatro Estudiantil Universitario, Escuela de Artes Dramáticas, Facultad de Bellas Artes, Universidad de Ciosta Rica

Elenco: Marion Madrigal (ANA), Esteban León (JUAN), Luis Diego Ureña (NARRADOR).

Música original: Eduardo Carrillo (intérprete).

Apoyos técnicos:
Nazareth Marcel (fotografía), Paola González (vestuario), Alejandro Alfaro (diseño de luces).

Dramaturgia y dirección: Pedro José Sánchez Rovira (pedrojosesanchezrovira)

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