El 'Instituto Nacional de Artes Dramáticas de CR' (INAD, 1961-1966) dirigido por Alfredo Sancho Colombari (CR 1924, México 1990)

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UBICACIÓN EN UN TEXTO MAYOR:

Esta bitácora corresponde al sexto de los 'Casi-olvidos de un ocioso espectador de teatro en la Costa Rica de 1962 a 1974' (folleto de SR, compuesto por once estampas 'y algunas varas más'), visitable en la columna TEATRO de la página principal de este www.sergioroman.com 

RESUMEN:

a) Alfredo Sancho Colombari (Cartago,C.R. 1924- México, D.F.,1990)fundó el Instituto Nacional de Artes Dramáticas (INAD,C.R. 1961-1966) siguiendo el modelo del instituto de la Asociación Nacional de Actores de la República Mexicana (ANDA), uno de cuyos principales directivos, el actor Andrés Soler, fue el presidente honorario y el principal asesor del INAD.

b) Alfredo Sancho fue el autor de un par de obras polémicas: la novela 'Fuera de acta' y su colección poética 'Cantera bruta'. En teatro, escribió y dirigió 'Taller de reparaciones', 'Débora', 'Los Alcmeónidas' y las '3 carátulas'.

c) A pesar de su aporte al país, Alfredo se ha convertido en una especie de marginado y clandestino de quien se habla (si se habla) a media voz o en murmullos. ¿Por qué y hasta cuándo? 

Esta bitácora comprende tres secciones:

1.- Alfredo Sancho Colombari, destino singular

2.- 'Los Alcmeónidas', anécdota y parábola 

3.- Colofón, el carácter de Alfredo Sancho

 

1.- Alfredo Sancho Colombari, destino singular

Alguna vez mencioné, de pasada, la frase ‘destino singular’ unida a Alfredo Sancho Colombari (1924-1990), porque este nombre parece estar asociado al olvido a pesar de sus variadas contribuciones a la cultura del pueblo de Costa Rica pues, hasta donde sé, fue uno de los fundadores del Teatro Universitario, entidad vigente (TU, 1950 ó 1951), y de dos entidades hoy extintas, el Teatro de la Prensa (TP, que no alcancé a conocer) y del Instituto Nacional de Artes Dramáticas (INAD, 1961-1966) donde fui profesor de Prácticas Escénicas.

El INAD funcionó, por las noches, en el edificio de la escuela Juan Rafael Mora, centro en el cual se dictaban las lecciones durante el día, establecimiento que aún mantiene su sólido edificio heredero de la administración de don León Cortés [1936-1940], ubicado allá por las inmediaciones del Paseo Colón casi a la altura del actual Hospital de Niños, por el rumbo que corre hacia el oeste de la urbe.

(Una rápida pincelada me mostró, de una vez, el carácter de Alfredo. / Habiendo llegado a Costa Rica en 1962, empecé paralelamente el trámite de mi legalización migratoria y la afanosa tarea por encontrar ubicación laboral, razón por la que, dentro de una lista de contactos que había consegudido, visité a don Alfredo en su oficina en la Secretaría de la Caja Costarricense de Seguro Social, situada en la parte posterior del emblemático edificio de Correos, localización después ocupada por el Banco Nacional de Costa Rica. / Yo acostumbra llevar a la s entrevistas, un delgado álbum para mostrar algunas señales de mi experiencia académica y artística, capitalizada en mi país, el Ecuador [durante el lapso 1951-1962] entre las cuales figuraba un soneto de mi firma 'Incomparable estancia', poema de corte modernista rubendariano con el cual encabecé la quinta parte que me correspondió dentro de un libro plural editado bajo el rótulo de mi grupo juvenil deantaño: 'Club 7' [poemas de Benavides, Espinel, Hidalgo, Ledesma y Román. Guayaquil, Ecuador, Casa de la Cultura, 1954.] Alfredo recorrió de un solo golpe de vista los catorce versos de la composición y entonces noté que estaba frente a alguien acostumbrado a leer poemas. [Después supe que era un cultivador del género]. Levantó la vista y de inmediato la hizo descender sobre la página que volvió a recorrer con cierto matiz gestual de interés que creí, además, deleitoso. En efecto, al concluir el segundo recorrido, me preguntó si yo era el autor, a lo que contesté afirmativamente. Fue entonces que emitió la siguiente sentencia: 'Quien haya  escrito este poema, merece trabajar en el Instituto Nacional de Artes Dramáticas'. / En resumen, un poema había visado mi pasaporte para completar la jornada: la tarde en el Conservatorio Castella, la noche en el INAD. Tenía las mañanas para preparar las clases.)

Retornando al INAD diré que tal entidad nació en el transcurso del último semestre de la administración de don Mario Echandi (1958-1962), y tuvo su desarrollo durante la administración de don Francisco Orlich (1962-1966), y se extinguió dentro del primer semestre de la administración de don José Joaquín Fernández Trejos (1966-1970), siempre, según me han contado, sobreviviendo gracias a sucesivas aunque muy limitadas partidas específicas que entonces concedía la Asamblea Legislativa, para lo cual había que mantener el respectivo cabildeo ante los diputados de turno. Cuando por razones desconocidas para quien esto escribe, se le negaron al director del INAD, las partidas respectivas, el Instituto se fue extinguiendo lentamente hasta desaparecer.

Sancho es autor asimismo de la polémica novela ‘Fuera de acta’(dificilísima de conseguir) pues su título hace alusión a una expresión de los burócratas de las Juntas Directivas de las instituciones, cuando querían que algún comentario no quedase registrado en la grabación magnetofónica (usual en ese tiempo), la misma que servía de base al documento descriptivo de la sesión. Alfredo conocía este clima, de memoria, pues fue durante algunos años el Secretario General de la Junta Directiva de la Caja Costarricense de Seguro Social. La novela se publicó pero por alguna maroma metafórica, ‘no existe’ o quienes la conocen se prefieren no hablar de ella.

 ¿Tuvo algo que ver el nacimiento (aunque casi abortado) de esta publicación mencionada en el anterior párrafo, con el cese de las partidas específicas que nutrieron al INAD? No lo sabe el culpable de esta nota. Lo que sí sabe es que Alfredo Sancho se autoexilió en Tlatelolco (México, D.F.), a mediados de 1968, y por coincidencia le tocó vivir la masacre que sufrieron los jóvenes contestatarios en octubre de ese año, allí.

Nuestro amigo es autor asimismo de los múltiples acordes poéticos de ‘Cantera bruta’, y de curiosas obras de teatro que, para SR, inician la línea de experimentación escénica en CR: ‘Taller de reparaciones’ (en donde no se reparan artefactos, sino seres humanos, alrededor del tema existencial: ¿son los seres humanos, simples artefactos?), ‘Las 3 carátulas’ que se estrenó en el Teatro Hidalgo allá por la Alameda casi en el Centro Histórico del Distrito Federal de México (1968), y ‘Los Alcmeónidas’ que, según me han contado, se había estrenado en el Teatro Nacional de CR, una noche integrada a la agenda cultural dentro de la ceremonia cívica del traspaso de poderes del presidente Echandi al presidente Orlich (mayo de 1962). ¡Ahhh! Falta mencionar ‘Débora’ (4 actos), obra editada por la Imprenta Nacional, CR, 1955.

2.- 'Los Alcmeónidas', anécdota y parábola

Se trata de una lección escénica acerca de la democracia (vocablo tan constante en el discurso occidental, en general, y en el costarricense, en particular), inspirada en la saga de los eupátridas y  dolientes Alcmeónidas de la Atenas antigua, líderes de la lucha contra la oligarquía que, además, fueron víctimas de la proscripción, ejemplificando así  la urgencia de defender el gobierno del pueblo, contra sus aviesos enemigos externos y contra sus complacientes enemigos internos. En esta revelación moral, radica la parábola.

Se trata, a la vez, de una remembranza (proveniente de una amiga discípula, en poesía, del eximio Isaac Felipe Azofeifa), que nos permite abrir el siguiente apartado. En esta revelación relatística, radica la anécdota.

Elliette Ramírez, entonces, de apenas veinte años de edad, modelo (aún conserva esa silueta), hoy, 2008, empresaria, me refiere que tuvo que contribuir a la ambientación con su presencia de estatua y, como tal, su obligación escénica era permanecer perfectamente inmóvil, pues los pocos descansos y ajustes en su posición estaban sincronizados con los cambios de luz, pero, en claridad o a oscuras siempre estuvo poseída por el miedo a caerse de pronto o ir resbalándose 'a cámara lenta' desde el pedestal al suelo. Debía, sin embargo, pasare lo que pasare, respetar las indicaciones del director Luccio Ranucci quien fue una  figura procedente de Italia que, avecindada en CR, impulsó la escena nacional durante el lapso 1955-1964.

(Incluso, para quien esto escribe, fue una sorpresa agradable usar la escenografía que el Sr. Ranucci creó para 'La zapatera prodigiosa' de García Lorca y que el Teatro Nacional guardaba en su bodega, cuando SR remontó la obra mencionada bajo su propia partitura, en 1966, en dicho escenario, esta vez con el Grupo Escénico Español de la Lincoln School, colegio bilingüe situado en esa época en Moravia, muy cerca de la talabartería llamada 'El caballo blanco'.)   

 Retornando a Elliette, ella confiesa que fue una grata experiencia ese trabajo, añadiendo de inmediato, en voz baja, que no lo fue para Haydée de Lev, hoy -actriz emblemática de CR-, entonces apenas comenzando su brillante carrera en las aulas del INAD, entidad pocas veces salvada del olvido. 

En todo caso, la representación de 'Los Alcmeónidas' se hizo aprovechando la oportunidad única de un traspaso del poder de la primera magistratura de la república, lo cual subrayó la importancia didáctica de una lectura actualizada de la democracia y sus paradojas que, al igual que los alimentos perecederos deben cuidarse día tras día para evitar que se pudran. Ídem el sistema político,que suele descomponerse en demagogia.

Tema e idea central de corte aristotélico son herederos de esta historia de la Grecia clásica del siglo V antes de Cristo, que ilustran y sostienen el destino de una familia aristocrática condenada al perpetuo exilio, los Alcmeónidas, a pesar de haber predicado, ellos, la isonomia (o igualdad de todos los ciudadanos), fundamento teórico más que conquista pragmática de tiempos pretéritos y de nuestra actual y arrogante democracia occidental.

Así fue como, en esa ocasión cuatrienal de una ceremonia más de traspaso de poderes, Alfredo Sancho Colombari, por medio de 'Los Alcmeónidas' ofreció para la autoreflexión de la clase política nacional, un banquete conceptual-escénico acerca de los valores y las contradicciones de la democracia.

A pesar de estos servicios al país, Alfredo Sancho más que permanecer en el olvido de su tumba (murió en México en 1990) parece estar confinado a una especie de congelador a-histórico. Y se respira la sonámbula impresión de que ni las instituciones ni los ciudadanos en esta 'tiquicia arcádica', están interesados en preservar la memoria de Alfredo, aunque sea, glosando el título de una de sus obras: 'Taller de reparaciones'. Por lo menos, no todavía.

3.- Colofón, el carácter de Alfredo

Risueño, bromista y burlón, lo recuerdo compartiendo una esporádica pero singular mesa de tragos en el Peco's Bill, allá por el barrio México, nada menos que con Arnoldo Castro Jenkins y Elbert Quirós Barquero, miembros de la Junta Directiva del INAD, y con el poeta nicaragüense Carlos Martínez Rivas (autor de 'La insurrección solitaria', obra de tanta originalidad y prestigio que es considerada heredera directa de la gloria de Rubén Darío), quien había llegado a San José con una invitación especial para dictar charlas de literatura en el INAD, pero la lotería de la lluvia de ceniza que por nueve meses lanzó, ese 1963, el volcán Irazú, lo tenía de mal humor. En esa circunstancia, Alfredo se pasó gran parte de la velada insistiéndole a su íntimo amigo con palabras parecidas a éstas: '... seguí escribiendo, Carlos, seguí escribiendo...', ante cuya necedad después de un par de horas y varios zarpes de ginebra extraconcha (la producida por la Fábrica Nacional de Licores, la que -según los entendidos- carecía del desagradable tufito perfumadón de la ginebra europea) y ya cabreado, Carlos lo 'enjachó' increpándole que para qué carajos quería que él escriba más, a lo que, sin perder la calma y luego de saborear otro ginebrazo, y frente a la expectativa general, Alfredo, imitando al lobo de la Caperucita, díjole: 'Idiay Carlos, para plagiarte mejor'. Silencio. Carcajada general. A Carlos no le quedó más remedio que unirse al jolgorio.

Así, Sancho Colombari, como a él le gustaba llamarse, al margen de su simpatía porque era una persona que disfrutaba, al máximo, las relaciones sociales y las manifestaciones del intelecto y de la amistad, se ha convertido o lo han convertido en una especie de clandestino de quien sólo se habla (si se habla) a media voz o en murmullos. ¿Hasta cuándo?

www.sergioroman.com

Costa Rica, Curridabat, 550 metros al sur de la Plaza del Sol, 12 de octubre del año 2008

 

Notas

NOTA 1.- Acerca de los tiempos verbales en la presente bitácora

La naturaleza de este texto que, dentro del tratamiento verbal, entreteje lo subjetivo de la anécdota y lo objetivo de la crónica, crea un vaivén natural entre la primera y la tercera persona del singular, combinable con ciertos giros impersonales, lo cual, si bien no es gramaticalmente ortodoxo, sí corresponde a la estilística y al propósito de la primera parte de esta serie de 'Casiolvidos de un ocioso aficionado al teatro en la Costa Rica de 1962 1974', SR, Bo. Dent, San Pedro de Montes de Oca, SJ, CR, marzo del 2011

NOTA 2.- '¡Te amenazamos a que asistas!', ceremonia escénica de tipo tzántzico presentada por Sergio Román y Ulises Estrella (ambos profesores del INAD de CR) en la sala Tassara* (Bo. México, San José, Costa Rica)

Dicha ceremonia se realizó el viernes 31 de mayo de 1963, a las 8 de la noche según lo anunció el 'Diario de Costa Rica' el viernes 24 de mayo de 1963 señalando que se iba a presentar 'la más reciente lírica nacional (del Ecuador)' enfocada, por supuesto, bajo la lente tzántzica. De allí, el mismo nombre del recital: '¡Te amenazamos a que asistas!'. Exceptuando este título, los demás datos aparecen reproducidos dentro de: Revista PUCUNA. Tzántzicos. Edición facsimilar, 1962-1968 (en: 'Pucuna' núm. 3, julio de 1963. Pág. 35). Quito, Consejo Nacional de Cultura, 2010. Números del 1 al 9) referencia que, a la vez, se ampara  en el Diario de Costa Rica mencionado. Esta actividad fue la quinta y postrera de la Semana de la Cultura Ecuatoriana, en CR, que se desarrolló el viernes 24, el lunes 27, el martes 28, el miércoles 29 y el viernes 31 de mayo de 1963, bajo el auspicio de la Universidad de Costa Rica. La programación lleva la siguiente indicación: 'Por razones obvias para el acto de la Sala Tassara se ruega retirar invitaciones especiales en la Secretaría de la Universidad (de C.R.), en la Sala Tassara y en el Instituto (Nacional) de Artes Dramáticas.' (Fuentes  recién citadas.)

* La Sala Tassara fue una entidad de carácter privado dedicada a la difusión de la música. Contaba con una platea para unos cincuenta espectadores, un escenario adecuado y un estudio acústico. A este respecto, citamos por ejemplo que 'Carlos María Hidalgo (1994-1926) el prolífico creador de muchos temas (de música costarricense, entre los cuales) es emblemático el bolero 'Cartaginesa' que grabó (el cantante Carlos Luis Vargas, lo hizo) en la Sala Tassara de Barrio México en 1951'. VER: Zaldívar, Mario. El señor de la Cartaginesa. En: Áncora, suplemento dominical de La Nación, San Joséd, CR, 20 de marzo, 2011. (Pág. 10).

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