Confidencial, Club 7 de poesía ecuatoriana

Categoría: Club 7 / Inicio

CONFIDENCIAL, Club 7 de poesía ecuatoriana / www.sergioroman.com
Plaza del Sol, Curridabat / San José de Costa Rica, 2009


Enfrentando ciertos matices / que están circulando en impresos y en la red de redes,/ el autor,/ Sergio Román Armendáriz,/ único sobreviviente del Club 7 de poesía ecuatoriana / por amor a su gente y su destino,
al cumplir 75 años y gozando aún de una salud conveniente para su edad,/ ha decidido brindar la versión de su militancia y sus recuerdos provenientes de la década que le tocó compartir/ en la mitad del siglo veinte y en la mitad del mundo, con: 

Carlos Benavides Vega,
Gastón Hidalgo Ortega,
Ileana Espinel Cedeño 
y
David Ledesma Vázquez.

Aunque al maestro Jorge Luis Borges se le atribuya      el decir que sólo es pertinente rescatar las sucesivas sombras de las remembranzas
y nunca su raíz,
sin embargo se intentará enfatizar hechos y circunstancias,
evitando,
dentro de lo posible,
juicios de valor,
imprecaciones o ditirambos.

De este modo,
a las personas interesadas en el estudio de la literatura patria y matria
y a quienes la disfrutan o la padecen,
Sergio
quiere dejar en herencia,
modestamente,
su versión de los acontecimientos en calidad de coprotagonista, pretendiendo que tomen en cuenta este enfoque
a manera de contraste o complemento
de otras diferentes percepciones,
y no como realidad absoluta.

Registra, aquí, su aproximación a la verdad
y asume la responsabilidad que corresponda.

Gracias,       
SR
Viernes Santo,
10 de abril, 2009
CLUB 7
de poesía ecuatoriana
(Guayaquil, 1951-1962)
ideología y estilo

LIMINAR

En esta semana santa del 2009, Sergio Román Armendáriz recibe la Obra Poética Completa de David Ledsesma Vázquez y recoge los pasos de Gastón Hidalgo Ortega, Ileana Espinel Cedeño y Carlos Benavides Vega

Un jueves santo de 1961, David abandonó la patria de su sangre y la matria de su poesía, pero el fuego sin tregua de su obra nos consuela en la vida, nos orienta en la lid y nos aproxima a esa eternidad que los dioses otorgan a sus elegidos cuando se entregan a la muerte, jóvenes y bellos.

En esta semana santa del año 2009, desde ese Guayaquil inexplicable ha llegado a nuestro exilio en Curridabat de Costa Rica, la Obra Completa de nuestro camarada del Club 7, que su hija Carmen y su esposo Roberto han tenido la bondad de hacer llegar a nuestras manos castigadas por la edad y la emoción.

De este modo, durante un espacio de tres días que nuestros catequistas, en las antiguas capillas católicas de nuestra niñez y adolescencia, llamaban triduos, de miércoles a viernes, inspirados por tan regia lectura y entregados a la devoción de esta fecha, por un instante hemos recuperado la presencia prodigiosa del amigo y, con su permiso y estímulo, hemos empezado a dibujar estos apuntes.

1
GUAYAQUIL y su CLUB 7

en:
Guayaquil Ciudad Mar
nació, padeció y se extinguió
nuestro CLUB 7 de Poesía,
(1951-1962).
Esperemos, con fe imposible, su resurrección.

 

1.1.- En la mitad del siglo y en la mitad del mundo, 7 jóvenes de entonces fundamos el Club pero Miguel Donoso Pareja y Carlos Abadíe Silva decidieron voluntariamente  alejarse en busca de propios horizontes

En la mitad del siglo veinte y en la mitad del mundo, en ese paisaje de Guayas y Kil, puerto casi isla anclada sobre la base de una península, descansa y lucha una ciudad visitada por los versos del Club 7, media centuria atrás apenas frecuentada por medio millón de habitantes y abrazada a la vez, por agua salina y agua dulce fluyendo entre los cerros de Santa Ana y el Guasmo y entre la ría y los esteros en cada uno de sus puntos cardinales, en el momento en que se iniciaba el auge de la explotación bananera en la economía y del populismo en las jornadas electorales, entonces una célula que bautizamos “Club 7 de poesía ecuatoriana” redujo ese guarismo homónimo a cinco integrantes pues dos amigos se alejaron voluntariamente del grupo, el uno, Charles Abadíe Silva, para viajar a Nueva York atraído por las baladas cantadas en inglés, y el otro, Miguel Donoso Pareja, para viajar al liderazgo de las letras nacionales e internacionales. (Ambos, siempre, muy cerca de nuestro afecto.)

Incluso con tan lamentables pérdidas, nosotros, Carlos Benavides Vega, Gastón Hidalgo Ortega, Ileana Espinel Cedeño, David Ledesma Vázquez y Sergio Román Armendáriz, decidimos mantener la denominación cabalística determinada por el número 7 y el énfasis en la amistad que nos reunía determinado por la palabra Club.

Paradoja ulterior, aunque perdimos el contacto con Abadíe en la dilatada geografía del norte(1953), en clave de coincidencia significativa o premonitoria, David escribió su “Castro en Manhattan” (1960) y Sergio su “Reflexión en una carretera de New York” (1966). ¿Lo reencontraremos?

En cambio, con Miguel reiniciamos nuestro diálogo en una reunión latinoamericana celebrada en Costa Rica (1972) y luego en México recibimos su orientación y apoyo para ingresar al Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC / UNAM, 1974). En 1979-1980, colaboramos, Miguel escribiendo el argumento y Sergio el guión de “Nuestro Juramento” (compartiendo con Jorge Patiño el crédito referente al libro cinematográfico acerca de la vida y canciones de Julio Jaramillo), largometraje ficción, 35 mm., color, filmado en los Estudios América de México D.F. y en escenarios naturales de Guayaquil, realización de la firma nacional “García 2”, producción ejecutiva de Javier Ortiz-Tirado Kelly, dirección de Alfredo Gurrola, fotografía de Pedro Torres  y actuación de Martín Cortés, Alicia Encinas y Laura Zapata.

Y dando un salto atrás, Miguel publicó “La poesía de David Ledesma” unos pocos días después del primer aniversario de la muerte del poeta, y lo hizo en “La Semana”, órgano de la Casa de la Cultura del Guayas, 10 de abril de 1962, págs.4-13, como lo consigna la sección bibliográfica del libro, pág.21.

Y, en 1990, cuando Miguel ejerció de presidente del Núcleo del Guayas de la Casa de la Cultura, Sergio fue incluido en la colección de poesía ecuatoriana “La rosa de papel” que abrió David con el primer número. A Sergio le correspondió el número 24, con selección y nota de Ileana quien incluyó comentarios de Hernán Rodríguez Castelo, J.A. Falconí Villagómez y Alejandro Carrión.

Estos datos muestran que la salida de Abadíe y Miguel del Club 7 en el segundo semestre de 1953, fue circunstancial y que nuestra amistad continuó firme en los años posteriores hasta hoy, abril del 2009. Incluso en el reciente enero, desde CR llamamos a Guayaquil y hablamos telefónicamente con él, para pedirle orientación en las tareas de difusión de la imagen y obra del Club 7 encontrándole, al igual que en otras ocasiones, receptivo y cordial.

Además de Abadíe Silva (compañero del colegio Rocafuerte), nos relacionamos con su hermano menor Juan Astudillo quien se iniciaba entonces en el periodismo, joven de una edad parecida a la nuestra, a quien rescatamos de la memoria, entrevistándonos… (¡fue la primera vez, para él y fue la primera vez, para nuestro grupo!)... Abadíe y Astudillo emigraron a los Estados Unidos de América. Y nos extraviamos mutuamente en la selva de las ciudades y los años.¡Qué pena! Ojalá les haya ido muy bien. Así, a pesar de nuestros buenos deseos, el contacto parece definitivamente cerrado desde diciembre de 1953. Nos hubiese gustado que las cosas sucedan de otra manera, pero…

1.2.- La publicación de "Triángulo" en 1960 nos condujo a una situación parecida, esta vez, con Carlos Benavides y con Gastón Hidalgo Ortega

Un vuelo a 1959-1960, lapso de preparación de un nuevo poemario plural (“Triángulo”), hizo emerger una situación parecida a la que vivimos en 1953-1954 (“Club 7”), situación resuelta de una manera distinta.

Sucedió que Carlos Benavides Vega establecido en Quito, concentró su energía en la radio y en sus estudios de historia y en su teatro. Por lo tanto, la poesía era una amante a la que no podía dedicarle mucho tiempo. Y así nos lo hizo saber.

Y para Gastón Hidalgo Ortega, fascinado con la ortografía perfecta del corazón solitario, siempre muy bien vestido de entero traje formal y corbata impecable, poco a poco hizo un voto de silencio creciente. Nunca lo hizo pero actuaba de esa manera. Era imposible el diálogo excepto en asuntos atinentes a su trabajo de corrector de pruebas de textos literarios, o en citas bohemias con su magnífico Conde de Lautrèamont y sus “Cantos de Maldoror" de carácter cosmopolita, o, a veces, se le despertaba la vena criolla representada, desde 1930, por la imagen de “cinco como un  puño”: Aguilera Malta (tío del futuro presidente de la república, Jaime Roldós Aguilera), De la Cuadra, Gallegos Lara, Gil Gilbert y Pareja Díez Canseco (tío de Miguel Donoso Pareja).

A Gastón no le interesó publicar más. Talvez su familia conserve material inédito. ¡Ojalá!

Frente a esta realidad, el nombre inicial “Pentágono” se redujo a “Triángulo” pues sólo íbamos a participar David, Ileana y Sergio. Pudimos, aunque éramos tres, conservar la  referencia al número cinco al igual que lo hicimos en el caso del “Club 7”, cuando, aunque quedamos cinco conservamos el siete cabalístico. Pero, “Pentágono” estaba bien por su geometría y estaba mal por su connotación a la catedral militar del imperio gringo.

Nos decidimos por “Triángulo” y así, hoy, es conocida esa publicación que reúne “Los días sucios” de David (págs. 7-30), “Diríase que canto” de Ileana (págs. 33-54) y “Arte de amar” de Sergio (págs. 57-73). (Casa de la Cultura, Guayaquil, 1960. 77 págs.)

 2.- Las primeras ideas socialistas de David Ledesma Vázquez

Volviendo a David, mencionaremos que a partir de 1946,  cursó la enseñanza secundaria en el Colegio Nacional Vicente Rocafuerte donde fue alumno de Alfredo Pareja Díez Canseco, autor de “Hombres sin tiempo”, simpatizante del Partido Socialista Ecuatoriano, y de Enrique Gil Gilbert, autor de “Nuestro pan”, y dirigente comunista. Así está consignado en la Cronología Biográfica (ob. cit., pág.25).

Por cierto, vimos el ejemplar de “Nuestro pan” dedicado a David quien lo mostraba con orgullo. El hijo del novelista, también llamado Enrique (Gil Calderón o Killy), compartió con nosotros algunas huelgas estudiantiles, se graduó en las artes de la música en la Unión Soviética, y nos reuníamos de vez en cuando en una fuente de soda de la calle 9 de Octubre, o en La Palma, o en el Costa, para arreglar el mundo. De allí que las ideas socialistas, en el caso de nuestro camarada provengan de fuentes anteriores a las que, de manera común, se mencionan.

3.- Nos fijamos una meta, publicar juntos en calidad de personas más que de militantes, pero el trabajo plural nos radicalizó

Publicar juntos fue nuestra meta. Y la cumplimos. Pero lo que más sorprendió al grupo, fue comprobar la tesis dialéctica de Federico Engels que el trabajo en conjunto es el que convierte el autismo en solidaridad.

Más que artistas, tratamos de ser personas.

En el Club 7 <1> fuimos, a la vez, radicales en política, existencialistas en el transcurrir de la vida cotidiana y simbolistas parnasianos en literatura, sin olvidar el sentido socialista del primer cristianismo <2>. En resumen, fuimos agonistas, calificativo que nos autoimpusimos por sugerencia de Ileana pues le rendimos culto al combate y al amor que fluye de la etimología de esta palabra, y no porque hubiésemos sido partidarios de la muerte.

En esto nos diferenciamos de la primera Generación Decapitada (Ecuador, 1915-1936) aunque coincidimos con ella al escanciar en las fuentes parnasianas y simbolistas sintetizadas por Rubén Darío con “los filtros y los cisnes unánimes” del Modernismo.

Nos sentíamos ludópatas víctimas de vocablos y cifras. Por ejemplo, Ileana también, inventó el adjetivo “clubsietístico” y el adverbio “clubsietísticamente” que usábamos en la conversación o en las cartas.

Acusados de rimar ideas socialistas, religiosas y existencialistas que nos llevaban de la lírica mística de San Juan de la Cruz y José María Egas y Tomás Pantaleón a la vía crucis pagana  de “Las flores del mal” y “Los Cantos de Maldoror”, y de “El extranjero” de Camus a la dialéctica del “Manifiesto” marxista, a nosotros, entonces adolescentes desafiantes nos encantaba contestar con nuestro patriarca Walt Whitman y rezarle:

“Me contradigo? ¡Sí! Y, ¡qué?”

De allí que uno de los primeros recitales radiofónicos del Club 7 en “El Telégrafo” durante los inicios de la Guerra Fría (1953) desató protestas y amenazas de impedir su realización por orden de la jerarquía de la emisora, cuando Ileana leyó su “Elegía por los mártires”, versos antiimperialistas dedicados a exaltar a Ethel y Julius Rosenberg recién ejecutados en la silla eléctrica el 19 de junio de 1953, falsamente acusados de espías atómicos, y a deprimir a Eisenhower, entonces presidente de los Estados Unidos de América. A la vez, David leyó sus versos admonitorios de un Dios indiferente al sufrimiento de la humanidad.

Luego llegaría la “Teología de la liberación” y el sacrificio del padre Camilo Torres.

Ayer, el sacerdote Ernesto Cardenal, poeta, fue el primer ministro de Cultura del gobierno de la revolución sandinista (1979-1984) y, ahora, el exsacerdote Fernando Lugo es presidente del Paraguay (2009-2013).

ALBA del siglo XXI, florecen las rosas socialistas.

Nos asustaba la indiferencia. No, las contradicciones.

COLOFÓN

Casi 7 décadas más tarde, coexistir ... ¡qué difícil!

En este instante cuando empieza a declinar la década inicial del nuevo milenio, protocolizamos nuestra complacencia a propósito del bellísimo libro que acabamos de  leer  y  releer:   David Ledesma Vázquez –obra completa- <3>, recibido antes de ayer, miércoles ocho de abril (última jornada local previa al lapso votivo), ceremonia que nos ha acompañado y reconfortado tres días y dos noches en medio de reflexiones y saudades propias de la fe y la rebeldía del corazón sometido o en pugna durante esta semana especial tributaria del espíritu.

Hemos recuperado la “semana perdida” a la que nos remite el cuento de David.

Así, en calidad de sobrevivientes hay que aprender a coexistir con tres millones de sombras y con la infinita arena de las nostalgias en esa urbe huancavilca donde la luz y el calor jamás emigran y todo se filtra indefinidamente por metros y minutos tan sólo para acatar el vaticinio de David cuando en uno de sus versos nos obsequia a ese ser extraño y fantasmal que “visita una ciudad que ya no existe”, porque él supo que el exilio o el regocijo íntimo o externo es una máscara de la muerte y, por eso, dejó cada palabra y cada imagen en el sitio y en el momento exactos para que nunca nos obligue a desertar el espacio o el tiempo extranjero o criollo, victorioso o vencido, público o secreto, pero siempre irreversible y socialista, por los siglos de los siglos. AMÉN.

Notas

 * Ledesma Vázquez, David. OBRA POÉTICA COMPLETA. Quito, Casa de la Cultura Ecuatoriana -Colección "Memoria de Vida"-, 2007 (267 págs.) / Editor: Dr. César Vásconez.

 

 DAVID LEDESMA VÁZQUEZ
(1934-1961)
revolución y poesía,
fuego sin tregua

a:
Carmen, hija del poeta,
y a Roberto, su esposo,
a propósito de la publicación de la
Obra poética completa
de
David Ledesma Vázquez,
nuestro camarada del Club 7.

Felicitamos a la Casa de la Cultura Ecuatoriana
por incluir a David en su selecta colección:
Memoria de vida *.
Esta decisión honra a nuestra principal catedral laica.

Agradecemos al  Dr. César Vásconez Romero,
editor y prologuista,
por su iniciativa y compromiso,  
y a su equipo profesional  
por realizar tan delicada faena.                                                   

SR / CR, 2009

 

Regresar